Escribir
ciencia-ficción en la Unión Soviética de la Guerra Fría era complicado. Alguno
dirá que también en EEUU, pero la diferencia es insultante. La libertad que se
respiraba al otro lado del Atlántico permitía cualquier tipo de especulación
prospectiva, tanto del pasado como del presente o futuro. El genial Fredric
Brown escribía Universo de locos en
1948, una punzante crítica al modo de vida americano. Pohl y Kornbluth
censuraban el capitalismo en la exitosa Mercaderes del espacio (1954). Ese mismo año, Jack Finney daba a la imprenta Los ladrones de cuerpos, que fue una
clara defensa de la individualidad frente al macartismo y el comunismo; y en la
que se basó la celebérrima película de Don Siegel, La invasión de los ladrones de cuerpos.
Philip K. Dick publicaba en 1962 Elhombre en el castillo, una novela fundada en la idea de
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domingo, 24 de junio de 2012
domingo, 10 de junio de 2012
ARTHUR C. CLARKE - Cita con Rama (1972)
Fue
una época bonita. Compraba en iberlibro y visitaba librerías de viejo en los
lugares más insospechados de Madrid. Hacía auténticas excursiones con mi bolsa
al hombro, la libreta y el dinero contado, siempre contado. Se trataba de
encontrar clásicos publicados en la Edad de Oro de la edición de
ciencia-ficción, los ochenta. Así compré Cita
con Rama, de Arthur C. Clarke. Era un libro de bolsillo, de la mítica
colección Ultramar, con una portada muy de cómic. Sé que podría haberme hecho
con una edición más actual, pero la que yo quería era esa. Romántico que es
uno.
Clarke
es un tipo frío; creo que lo he escrito alguna vez, con ocasión de la reseña que hice de El centinela. Y tampoco es que me
entusiasme. Muchos lo presentan como uno de los grandes gurús de la
ciencia-ficción hard, esa que se ajusta a los parámetros