Murray Leinster es mi autor
favorito para los largos viajes. Leí El planeta solitario entre la larga espera en
el aeropuerto de Fiumicino (Roma) y Madrid, Mundo prohibido en dos tardes de verano, y elegí Fuera de este mundo para un
viaje a Granada en tren. Son historias sin grandes complicaciones -aunque son
un reflejo de la realidad y de su pensamiento-, maravillosamente bien escritas
y muy entretenidas.
Si hay una pregunta que no hay que hacer a un escritor de ciencia-ficción –de mainstream, sí, of course, sobre todo a los “premios” Planeta-, es de dónde saca sus ideas. No se trata solamente de que sea algo obvio, sino que se lo han preguntado tantas veces que les cabrea. Leinster tomó la idea para Fuera de este mundo de un suceso curioso. Un campesino del que no se podía sospechar formación, se presentó muy alterado en la Universidad de Harvard. Pidió entrevistarse con urgencia con los “sabios”