Novela leída en el metro. Sí, en el metro.
Una de las cosas de mi nueva increíble vida es que he vuelto a coger el metro a
diario. Mucha gente se queja de tener que pasar tiempo en el transporte público
para ir a trabajar; a mí siempre me pareció una oportunidad para tener un
tiempo seguro de lectura. Son modos distintos de tomarse la vida. Tanto viaje
me ha permitido leer un libro magnífico de Michael Bishop titulado Desgraciadamente, Philip K. Dick ha muerto.
El origen del libro, como cualquiera puede
imaginar, es la admiración hacia el maestro de la ciencia-ficción. Bishop intentó
con acierto utilizar el estilo de Dick y hacer guiños al lector con las
referencias a sus obras. El resultado es una más que notable novela. Los
editores tuvieron el error de titularlo La
ascensión secreta, que en una edición en castellano la subtitulan Llorad, Philip K. Dick ha muerto. Por fortuna,
Bishop consiguió imponer al final el título que siempre quiso y que da sentido
a la obra. Al final explico por qué.
La novela comienza, como no podía ser
otra, con la muerte de Philip K. Dick. Agonía, soledad y una “resurrección”
espiritual: unas máquinas diminutas presentes en la sangre de Dick construyen
una “especie de fantasma material” que conserva los recuerdos y la mente del
escritor. Todo ocurre en unos EEUU sumidos en la tiranía de Richard Nixon, el “Rey
Richard”, que ha conseguido cuatro mandatos seguidos en la Casa Blanca –el máximo
son dos-. En esta línea temporal, EEUU ha ganado la guerra de Vietnam y Nixon
utiliza los resortes del Estado para eliminar la libertad, la crítica y la
oposición. El proceso lo llama “americulturización”, por el que se inculca a la
gente una única manera de ser, pensar y actuar con la correcta y, en
definitiva, la legal. Bishop critica así la apropiación partidista de la “identidad
nacional”, lo que viene a ser una desautorización, y a veces ridiculización, de
la política nacionalista.
En esta línea temporal, parte de la obra
de Dick es prohibida por el Consejo para la Censura Ciudadana, convirtiéndose
en samizdat; es decir, en textos mecanografiados y fotocopiados, pasados entre
lectores de forma clandestina. Era un método utilizado por los escritores de
oposición en la URSS y en otros países comunistas. Por otro lado, no sólo han
ganado en Vietnam y someten a toda su gente a la americulturización, sino que
EEUU ha establecido una base permanente en la Luna: Von Braunville (un homenaje
al científico nazi fichado por los norteamericanos en 1945). A esto se le suman
leyes absurdas de limitación de las libertades, como la Ley de Restricción de
Desplazamientos Internos, que impide que la gente se mueva libremente por el
país. EUU necesita un cambio, pero “Desgraciadamente, Philip K. Dick ha muerto”…o
eso parece.
Entran aquí los perfectos personajes de
Michael Bishop. El protagonista es Calvin Pickford, ex vaquero metido a
dependiente de tienda de animales para seguir a su mujer, Lia, en su deseo de ejercer
la psicología. Junto a Nixon aparece una actriz venida a menos, directora de
los centros de americulturización, con complejo de Electra. De no menor interés
está el norvietnamita Le Boi Loan, llamado Lone
Boy, que trabaja en una librería, devorador de cómics de Daredevil y
convertido a la fuerza en agente del sistema. El astronauta Vear, retenido
contra su voluntad en la base lunar, católico que sueña con meterse a monje, y
que es clave en el “exorcismo” de Nixon.
El libro está muy bien escrito. Es una
maravilla. Está repleto de ideas, de diálogos inteligentes y frases ingeniosas.
Hay escenas memorables, dignas de una película-por ejemplo, en el centro de americulturización o el desfile con el castigo público a los
disidentes-, confusiones entre el sueño y la vigilia, migración
de almas, saltos en el tiempo, lucha por la libertad, y mucho homenaje a Dick. Una
joya que publicó La Factoría de las Ideas
y que ahora está a precio de saldo. No os la perdáis.
Sabía del libro pero no de qué trataba. Muy interesante.
ResponderEliminarDe Michael Bishop he leído "Jugadas decisivas" (muy buena) y "La transfiguración del Conde Geiger" (me dejó un poco a cuadros). Ya va siendo hora que lea otra novela suya.
Gracias por la reseña :-)
Gracias,girotix. Está esperándome, aquí, en la librería, "Sólo un enemigo, el tiempo". Próximamente :)
EliminarSaludetes
Precisamente ahora estaba leyendo otras entradas de tu blog. Hace poco que lo conozco y debo decir que está realmente bien :-)
EliminarSobre el artículo, me olvidé comentar de la capacidad especuladora de la ciencia ficción (que no predictiva), que por lo que dices utiliza inteligentemente Bishop en su planteamiento. Parece ser que en su momento merecía contemplarse esta posibilidad, de que Nixon se conviertiese en algo parecido a un dictador (recuerdo que en los Watchmen también se sugiere esta posibilidad). Bishop coge algunos elementos del pasado (de otros estados totalitarios) y los proyecta en su visión de los EEUU del futuro.
Por otra parte, destacar que en los tiempos que corren en nuestro país novelas como ésta dan que pensar.
Felicidades por tu blog.
Nixon fue la figura a derribar para la generación del 68 en EEUU. Es lógico que se haya convertido en un icono negativo de la cultura pop de entonces. Muchas obras que recogen los planteamientos "libertarios" de entonces tienen "su" Nixon. El caso más claro es Matt Groening, que lo incluye en Los Simpson y sobre todo en Futurama. El Nixon de Groening es el mismo que el de Bishop: un tipo ridículo, violento y tiránico. Al final, Nixon acaba siendo el prototipo de lo que puede elegirse para mal en democracia.
EliminarBishop no habla de los EEUU del futuro, sino de uno alternativo, una ucronía como la de "El hombre en el castillo". Otro homenaje a Dick.
Gracias de nuevo.
A mí de Nixon me hace mucha gracia el «debate de cocina», cuando le incrustó el dedo en el pecho a Nikita. Siempre que juego al Twilight Struggle con los americanos, me pongo en su papel, jeje.
EliminarEste libro lo vi muchas veces en la librería, pero no me decidí a comprarlo; ahora ya no tengo dudas: tiene que estar en mi colección.
El humor es básico en la caricatura crítica de los personajes históricos. Por eso es tan aburrido aquí el repaso crítico que le ha hecho el cine y la literatura a Franco, desde "Espérame en el cielo" de Antonio Mercero a "El César visionario" de Francisco Umbral.
EliminarGracias, Watson.
Saludetes