sábado, 22 de febrero de 2014

QUINTO ANIVERSARIO DE IMPERIO FUTURA



Tal día como ayer, subí la primera entrada de mi blog de ciencia-ficción. Lo títulé IMPERIO FUTURA en un extraño homenaje a Star Wars e Isaac Asimov. La historia de Anakin Skywalker, el sólido Darth Vader, siempre me cautivó: era la vida truncada de un tipo que quiso hacer cosas buenas, llevar la paz y hacer justicia, pero que la mentira y la mala conciencia, el desorden psicológico provocado por el sufrimiento, y la dirección equivocada de sus habilidades, le provocaron tristeza y dolor. Pero al final, el bien, el amor a su hijo, le granjeaba el muy particular "cielo" de Star Wars. El otro personaje de la saga que me molaba era Han Solo. ¿Cómo no identificarse con el aventurero de buen corazón? Mil vidas por vivir, y todas al alcance de la mano. Otra cosa era Isaac Asimov y la saga de La Fundación. Era la ciencia-ficción madura, coherente, pensada para reflexionar, pero sin dejar de lado el entretenimiento ni la ensoñación. 

Decidí empezar por Soy leyenda, de Richard Matheson, y luego vinieron Bradbury y Crónicas Marcianas, Jack London y La plaga escarlata; H. G. Wells y La guerra de los mundos; Heinlein y sus Tropas del Espacio, y tantos otros. Nunca me preocupé mucho por el número de visitas. Algún mes se inflaron artificialmente por obra y gracia de un página. En otras ocasiones, fue el "éxito" de alguna entrada, como la de Leigh Brackett y La espada de Rhianon, un libro que me maravilló. 

Luego vinieron las obras de horror cósmico, con Lovecraft, cuyas entradas son las más visitadas del blog. A esto siguieron algunos libros de terror como los de Poe y Las aventuras de Arthur Gordon Pym, John W. Campbell y ¿Quién va ahí?; Adrian Ross y El agujero del infierno, Algernon Blackwood y El Wendigo, August Derleth y La máscara de Cthulhu, y yo qué sé. Siempre me he decidido por los clásicos. El tiempo es finito. No quiero señalar ahora nada más que los primeros que he recordado al escribir esto. Fueron casi todos una emoción descriptible; y tanto que decidí escribir sobre ellos. Es un buen sistema para no olvidar lo que se lee, ni todo lo que rodea la magia de la lectura. 

El blog cambió de aspecto pasados tres años. Le había añadido chorradas y el diseño era ya anticuado. Volverá a cambiar; seguro. Una vez decidí incluir publicidad, la de Adsense de google. Un error. La quité. Por otro lado, ha habido épocas en las que me he visto obligado a leer menos, y otras en las que no he podido escribir. Pero las historias están aquí, en mi memoria, y lo que pensé y sentí al leerlas, y lo que me ha quedado. Más tarde o más temprano las pondré negro sobre blanco. 

No voy a decir que vendrán cinco años más, porque es lo típico y porque nunca se sabe qué va a ocurrir. Han ido desapareciendo en este tiempo blogs y webs interesantes, como Literatura Prospectiva o La biblioteca de Kronanberg. Una pena. Pero, por otro lado, me alié con otros frikis para crear Planetas Prohibidos. No sé cuánto duraré con IMPERIO FUTURA. Es la magia de vivir y ser libre para algunas cosas, que aún tenemos un margen para decidir qué hacemos. De momento, seguimos. Gracias por estar ahí. 

lunes, 10 de febrero de 2014

GEORGE ORWELL - 1984, 2013 (1949)

Lo que estoy haciendo ahora es una muestra de libertad. Escribo lo que quiero, y lo publico aquí para que cualquiera pueda leerlo. Sé que hay alguien ahí que toma nota, o que podría tomar nota, de mis opiniones, aficiones, amistades, compras, viajes, trabajo o relaciones. Que los datos se pueden cruzar, y sacar perfiles y conclusiones con las que controlarme. Pero optar por la libertad es exponerse a ser juzgado, y asumo el riesgo. La vida merece la pena ser vivida si hay riesgo, si miramos más allá, si pensamos qué pasaría si hiciera o dijera esto otro. Porque en el fondo nos sentimos unos permanentes frustrados, siempre nos falta algo; es normal, es el sentimiento que ha hecho progresar la Humanidad. El dolor y el amor son los dos motores de la Historia. Amar la libertad es amarse a uno mismo, respetarse con cautela, buscar la mejora, el goce físico e intelectual, todo, la vida misma. Sin libertad, no hay individuo y no hay vida. Esto es lo que le pasa a Winston Smith, el protagonista de 1984, de George Orwell.

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