Leí en el blog El fin de la Eternidad, de mi compi galáctico Lino Moinelo, que James Cameron había basado su Avatar en un cuento de Anderson; luego he leído lo mismo en otros sitios. Yo me resistía a ver la película. El engaño del 3D y la atosigante campaña de publicidad no me seducían. La trama de la cinta tampoco era de mi agrado, pues encajaba con la tontería ecoprogre que nos rodea. Otros tipos decían que Cameron se había basado en unos relatos de los hermanos Strugatsky –ya hablaré de estos soporíferos autores soviéticos-. Incluso algún perturbado afirmaba que se trataba de una americanada, lo que no deja de ser irónico al hablar de un género, el de la ciencia ficción, que no sería prácticamente nada sin los autores y la industria anglosajonas. Como siempre decido por mi cuenta, encontré el cuento de Anderson titulado Llamadme Joe, y vi la película de Cameron a continuación.
El protagonista del relato de Anderson es Edward Anglesey, un paralítico con dotes parasicológicas. Habita en la base Júpiter V, cuya función es la experimentación precisamente en dicho planeta. Anglesey es un proyectista; es decir, proyecta su mente en otros seres vivos. El experimento que están llevando a cabo en Júpiter V consiste en poner en el planeta unas unidades biológicas superiores que, adaptadas a su atmósfera y dotadas de inteligencia, sean el embrión de una civilización. El control sobre dichos seres se hace a través de osciloscopios, que proyectan la mente del controlador y amplifican impulsos tanto de ida como de vuelta entre el humano de Júpiter V y el ser artificial.
Anglesey se funde con la mente de uno de esos seres, los jovianos, al que llaman Joe. La fusión es cada vez más completa: “Los impulsos parasicológicos me proporcionan todos sus datos sensoriales y le envían a él mis estímulos nervomotores”. Sin embargo, unos fallos en los osciloscopios hacen que llegue a la base para arreglarlos un tal Cornelius, un especialista en psiónica, que por su carácter de recién llegado a la base percibe con claridad lo que está ocurriendo.
La vida de Joe en Júpiter es excepcional: un mundo completamente nuevo, en el que la libertad y el riesgo son constantes y cautivadores para Anglesey. El joviano es un centauro, mitad caballo, mitad hombre, de color azul, que vive como un animal racional. Durmiendo en cuevas, atacado por bestias, disfruta de la vida. Y esto es lo que engancha a Anglesey.
El cuento es sencillamente extraordinario. Es la historia de un hombre que consigue superar sus limitaciones físicas tomando el cuerpo de un ingenio biológico. Es la fuerza del deseo de vivir. Anglesey se deja morir para que la fusión con Joe sea completa. Los esfuerzos del equipo médico son inútiles, y su jefe, un tal Viken, dice que con la muerte de Anglesey, el proyectista, el experimento ha terminado. Cornelius, el especialista en psiónica, le contradice: que va, todo ha comenzado, ¿quién no va a querer empezar de nuevo cuando su cuerpo humano se acerque a la muerte? En este sentido, la frase final es tremenda. El cirujano que trata a Anglesey dice que ha visto a muchos que morían porque renunciaban a vivir, pero que era el primero que “he visto morirse riendo… riendo todo el rato”.
Bien. Leído Llamadme Joe vi Avatar. Es cierto que el fundamento de Cameron está tomado de Anderson. La diferencia está en que el director de cine ha elaborado un guión que responde a un lenguaje y público distintos, en una época diferente donde los valores son otros. El relato de Cameron es bastante flojo y facilón, no sorprende en ningún momento, tiene todos los tópicos del cine clásico de aventuras en el que el protagonista es el occidental sumergido en una civilización “inferior” y que descubre la “verdad”. Los personajes están a medio hacer porque son estereotipos, y hay detalles interesantes que no se explotan a favor de escenas que sólo buscan el efecto 3D. Podría ser un western hippy, como Pequeño gran hombre, o valer de telonero en una conferencia millonaria de Al Gore. Lo mejor, la banda sonora compuesta por James Horner. Vi la película en mi casa, tranquilo, en paz, y sin gafas de colorines. Eso salí ganando.
Cameron desde luego no hizo nada nuevo, incluso pasando por alto que se trate de un plagio/homenaje de la obra de Anderson. La película cae en tópicos continuos y, ciñéndonos al cine, parece una fusión de "Pocahontas" y "Bailando con lobos". Visualmente me pareció impactante, pero la historia no me pareció nada novedosa: el malvado representante de las codiciosas corporaciones, el brutal sicario militar, la bella hija del jefe, el rencoroso pretendiente de la chica que al final resulta ser un buen tipo, el fracasado que acaba hallando al héroe que esconde y liderando una lucha épica... vamos, para cualquiera que haya leído algo de fantasía o visto suficientes películas, todo esto es bastante rancio...
ResponderEliminarGracias por tu interesante reseña...
Gracias, Manuel. Yo también había leído lo de "Pocahontas" y "Bailando con lobos" -gran película ésta-. Tienes toda la razón, muy rancio.
ResponderEliminarSaludetes.
Bien. Leído Llamadme Joe vi Avatar. Es cierto que el fundamento de Cameron está tomado de Anderson.
ResponderEliminarBueno Jorge, después de que un reseñista como tu haya dicho esto, creo que la polémica está ya zanjada, y ya se ha dictado sentencia. Ahora faltaría ver que dice Cameron. :-)
La cuestión es que el cuento de Anderson tiene detalles completamente originales, o al menos, que apenas se conocían anteriormente. No es el clasíco teledirigir de entidades por cotrol mental, se trataría de la misma entidad, que poco a poco se divide. Una muere y la otra acaba naciendo en el otro cuerpo. Esto es lo que ocurre exactamente en Avatar, por lo que no se puede hablar de «inspiración en el acerbo cultural de la humanidad».
Y lo demás, como dices, es un cambio de escenario para satisfacer a un publico distinto, que mucho me temo que tiene que ver con el perfil del protagonista: un mediocre fracasado que ha vivido a la sombra de su competente hermano.
Pero qué difícil se hace a veces aceptar este tipo de cosas XD
Saludos
Personalmente, al hilo de 'Avatar', n salvo ni el trabajo de James Horner, quien como viene siendo habitual en él, no sólo rellena su banda sonora de esos célebres acordes de los metales, presentes en el 75% de su discografía y que muchos conocemos (por su melodía) como "PARABARÁ"; además, ya no sólo se limita a plagiarse a sí mismo, sino que lo hace a otros, como al Zimmer de 'Gladiator' (copia el crescendo del track "The Might of Rome").
ResponderEliminarLa verdad es que Horner es el compositor adecuado para el actual Cameron: edulcorado hasta la médula, tópicos al poder, y plagios por doquier :-D
Sobre el relato, ¿la única manera de conseguirlo es recurriendo a la recopilación que mencionó Lino en su entrada? Tengo muchas ganas de leerlo.
Por cierto, qué buen lavado de cara le has dado al blog, Jorge ;-)
Saludetes.
Pero, Guillermo, vaya repaso le das a Cameron, que no está nada mal entre tanta baba que le cae a muchos. ¿Sabes que ya está contratadas Avatar 2 y 3? Más zoofilia pitúfica.
ResponderEliminarEn cuanto a Horner, que no es mi compositor favorito, creo que no eres justo. La BSO está bien y es distinta al Gladiator de Zimmer (que estoy escuchando mientras escribo, por si acaso). No creo que Horner se plagie a sí mismo más que Elfman o que Williams.
¿Has oído la BSO de Moon, de Clin Mansell? Es muy buena, y me recuerda mucho a la Cliff Martínez para Solaris, que es excepcional.
En cuanto a "Llamadme Joe", te lo voy a mandar en el pdf que me hice para el e-book.
Saludetes, campeón.
J