domingo, 25 de marzo de 2012

ISAAC ASIMOV - Fundación e Imperio (1952)

Leí “Fundación” dos veces, pero hace tiempo, y no me decidí a seguir con el ciclo. Cosas que pasan. Tras lecturas complicadas, problemáticas, alguna angustiosa, que tenían de ciencia-ficción lo que yo de obispo de Huesca, me dije: “Un clásico”. Y volví a Asimov decidido a seguir con los psicohistoriadores. De esta manera conseguí dos novelas por el precio de una; porque así es “Fundación e Imperio”, dos partes surcadas por dos cuestiones filosóficas y, por tanto, debatibles.

Por un lado, Asimov juega con la idea de si existe el libre albedrío o el destino está escrito, con lo que las decisiones que toma el Hombre están predeterminadas. No habría libertad, y lo que creemos que lo es no sería más que una vana ilusión. La psicohistoria, que es la ciencia que Asimov inventa para la Trilogía, no predice actos individuales, sino
“el conjunto, el vasto telón de fondo”. Son las “matemáticas de la conducta humana”. La predicción sería “la mano muerta” contra la voluntad,  lo imprevisible del ser humano. No habría nada al azar, al menos nada significativo. Hari Seldon, el constructor de la psicohistoria, el creador de las Fundaciones –una en cada extremo de la galaxia- es, en consecuencia, el que da sentido a la existencia de todos, una cosmovisión que explica la existencia misma. De ahí que digan: “Por el amor de Seldon”.

Así es la primera de las novelas, “El general”. Asimov intercala la historia de la Galaxia, ese saber de la Enciclopedia, en el que relata los acontecimientos políticos y bélicos de los planetas, el desarrollo del Imperio, su fuerza y naturaleza. La sucesión de emperadores, al estilo romano, rodeados siempre de traidores prestos al apuñalamiento, y de generales ambiciosos, que viven entre la lealtad al Imperio y el sueño en convertirse en Amos de la Galaxia. Esa es la historia de “el general”, Bell Riose, un joven guerrero que sabe ponerse en primera línea para asentar la fuerza del Imperio, pero cuyas actividades son malinterpretadas (o no) y utilizadas para intrigar y hacerse con el poder.

En torno a esto Asimov despliega el entramado de la psicohistoria, el poder de la ciencia, de los comerciantes, de la individualidad frente al Poder. Es cierto que en esta parte todo suena a Star Wars (¿Verdad, George Lucas?), con sus senadores, su Pax Imperium y la Flota Imperial. Nos encontramos con personajes muy cinematográficos, como Cleón II, el Grande, el último emperador; Ducem Barr, un anciano cuyo padre fue asesinado en la “Gran Matanza” ordenada por el virrey, y que es patricio y senador del Imperio por Siwenna, un planeta revoltoso; Bodrig, el consejero todopoderoso, que “se ha vendido al espíritu maligno del espacio” (¿El lado oscuro de la fuerza?); y Devers, comerciante de Términus, un tipo muy intrigante.

El Mulo” es la segunda novela… de esta novela. En principio, una pareja, Turan y Bayta, de la Fundación, van a buscar al planeta Kalgan a un general que precipite la crisis al estilo de la psicohistoria. Esta narración está basada en la idea del poder que otorga el control de las emociones; en este caso no a través de la propaganda directa, sino de la manipulación de las conciencias mediante la sugestión. La aparición de “El Mulo”, al que nadie conoce, desencadena la caída de la Fundación, que es ayudado por la “Federación de Comerciantes” (¡Ay, George Lucas!). 


No voy a contar la historia, aunque se vea con claridad el desenlace y el “misterio” desde el principio, pero sí quiero señalar algunos personajes y cosas interesantes. Merece destacarse el sicólogo Ebling, que da la sensación de que no es mezquino sin importancia, pero que tiene un papel relevante. Lo mismo le ocurre al capitán Han Pritcher, que llega a llevar una bomba atómica… ¡¡¡bajo la lengua!!! También se puede señalar al bufón, el Magnífico. Del mismo modo, permite soñar ese Trantor desolado, pero en el que aún se mantiene en pie la Biblioteca Universal.

Las claves de “El Mulo” son, como dije, el control de las emociones, la sicología y la situación secreta de la Segunda Fundación, con lo que Asimov anunciaba la tercera parte del ciclo. Esta vez sí concluiré lo empezado, una vez termine lo que tengo entre manos.

9 comentarios:

  1. Corcholis, no me acordaba de lo de la Federación de comercio. Pues si, cuando veo a Star Wars y la caída de la República Galáctica y a Coruscant, no podía evitar acordarme de la Fundación, Trantos y de la caída del Imperio galáctico. Aunque en principio pensaba que era por estar ambas inspiradas en la caída del Imperio Romano, cosa que Asimov mismo reconoce que utilizó para su conocida saga.

    Otra cosa que me ha hecho recordar, es el papel de los psicohistoriadores en el ciclo de la Fundación. Lo encuentro muy cercano al papel de los representantes religiosos, en el sentido de "predecir" el futuro. Pero bueno, dejo que lo averigües tu mismo. Estupenda reseña.
    Saludos
    :-)

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  2. Lino, muchas gracias, majo. En cuanto termine el libro de los hermanos Strugastki, que está bien pero no para tirar cohetes, me lanzo a por la Segunda Fundación.
    Saludetes

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  3. Buena reseña.
    Hace poco leí los tres casi seguidos y me encantaron. La verdad es que han influido no solo al (hoy) aburrido Lucas, sino a decenas de historias filmadas y sobre todo escritas desde entonces, jeje.
    Espero que disfrutes con Segunda Fundación. Si te gustó El Mulo creo que así será, pues es continuación casi inmediata.

    Saludos.

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  4. Gracias, Pedro. Ya tengo ganas de "ir" a la Segunda Fundación. ;)
    Saludetes

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    1. ¡Ah, la Fundación! Me recuerda mis comienzos en esto de la CF. Asimov, y en especial la serie de la Fundación, son libros ideales para empezar a leer ciencia-ficción. Una trama con intriga pero fácil de seguir, un estilo sencillo y sin pretensiones e imágenes poderosas que excitan la imaginación. La trilogía central de la Fundación -que, en realidad, apareció en los años cuarenta en la forma de relatos independientes en la revista Astounding, si no recuerdo mal- es una obra imprescindible. Los posteriores intentos de extenderla hacia delante y atrás y su intento de unirlo con la saga de los Robots e incluso "El Fin de la Eternidad", son, cuando menos, más discutibles e innecesarios. Sin embargo, Asimov, en su sencillez, sigue estando entre los mejores.

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    2. En realidad, solamente "Fundación" es un fix-up; las otras dos están concebidas como continuación por el éxito de aquella. En cuanto a "El fin de la Eternidad", me parece una gran novela en todos los sentidos: trama, personajes y temas en cuestión.
      Gracias, Manuel!
      Saludetes

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  5. Asimov fue mi primer acercamiento a la sci-fi, aunque de manera indirecta, pues lo que leí fue su colección de ensayos "la receta del tiranosaurio", y al poco tiempo me vi leyendo todo lo que tuviese su nombre. inevitable fue entonces que la saga fundación llegase a mis manos, y la novela que aquí ocupa "Fundación e imperio" esta dentro de mis favoritas del genero, tal vez sea por el personaje de "El mulo" que me intrigo desde el principio.

    la división de la novela en dos novelas cortas, no es algo que sorprenda siendo que Fundación en si es una recopilación de cuentos, pero debo decir que la primera parte "el general" nunca me gusto tanto como "El mulo", ya sea por la constante sombra de el plan seldon que no puede fallar, o la personalidad de los protagonistas que nunca terminaron de convencerme, no obstante el contenido es bueno.

    Fue la segunda parte la que me encanto, por que al fin aparecía algo con lo que seldon no contaba y son ese tipo de cosas las que hacen interesante un historia

    PD: y hay quienes me ahorcan por esto pero NUNCA me gusto Stars Wars

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  6. Hola, Cory. Me pasa lo mismo: prefiero "El mulo" a "El general", y creo que es algo frecuente entre los lectores de Asimov.
    Y en cuanto a lo de Star Wars...bueno, vale, te lo perdono, pero te queda aguantar bastante ahora que Disney se hará cargo de la serie. ;)
    Saludetes

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  7. Fundacion e Imperio fue la primera verdadera novela que jamas leí, alla en mi ya lejana infancia, habiendo agotado todos los tebeos(comics) e libros ilustrados disponibles, y decidiendome a abordar un libro de solo texto. Gracias eternas al Buen Doctor por haberme dado la bienvenida al mundo de la lectura. El Mulo sigue siendo mi favorito, tambien.

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