Hace muchos años tuve un amigo que quería ser escritor. Otro, sí. Aquel tipo atesoraba la idea de que todo literato que se preciara debía ser también un personaje. No valía con escribir bien, sino que era preciso transitar por la vida tal que individuo aventurero y bohemio. El personaje que se construyó se presentaba endurecido en la embriaguez, putero, rascador de guitarra, revolucionario de Mahou en ristre, noctámbulo a lo pobre y fecundador de incautas. Le perdí la pista hace años. No he tenido noticias de que escribiera algo. Creo que se quedó en personaje. De todas formas, aquel chico no se equivocaba en que hay buenos escritores que son también personajes. Cormac McCarthy es uno de estos, quizá un poco impostado hoy por la editorial, pero hubiera dado igual porque La carretera es una de las más absorbentes y directas novelas que he leído jamás.
domingo, 28 de febrero de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
HARLAN ELLISON - Visiones peligrosas, I, 1985 (1967).
Llegué a este libro por una reseña de César Mallorquí sobre un ensayo de las cien mejores obras de ciencia ficción del siglo XX. Mallorquí citaba Visiones peligrosas con cierta indignación, pues es, decía, la antología más influyente de la CF. Me hizo gracia. Era una especie de antología alternativa; es decir, como si Mallorquí le hubiera sacado los colores al antólogo citándole unos cuantos libros que merecían estar en ese ensayo, frente a otros que, en fin, quizá no, y que estaban por ser algo “editorialmente” correcto. Busqué Visiones peligrosas y sin dificultad la encontré -¡internet, te quiero!- en una librería de Alcorcón (Madrid, España). Bueno, “librería” por decir algo: era la reconversión de un puesto de mercado en una galería muerta. El desplazamiento hasta aquel lugar resultó muy satisfactorio –pasé una buena tarde con mi hermano a principios de octubre de 2009- y muy rentable: Visiones peligrosas es una recopilación de relatos magníficos.
domingo, 14 de febrero de 2010
ISAAC ASIMOV - El fin de la Eternidad, 2007 (1955)
No entraba en mis planes leer esta novela. Había decidido emplear mi tiempo lector en seleccionar a los mejores autores y las mejores obras de CF. De Asimov ya había leído Yo, robot y Fundación. Era suficiente. Me quedan muchos libros y muchos escritores por descubrir. El tiempo es limitado. ¿Limitado? En esta fabulosa novela, que me demuestra que los planes se pueden romper, el tiempo es variable, modificable, multiplicable y, sobre todo, aprovechable.
No soy partidario de convertir una reseña, o comentario de un libro, en un resumen del mismo. Me parece escolar. Sin embargo, en este caso quiero hacer esa síntesis porque el cuerpo me lo pide; eso sí, una sinopsis vista desde otro lado, más allá de la historia de amor que sirve de vértebra a la narración. Vamos a ello.
sábado, 6 de febrero de 2010
CLIFFOR D. SIMAK - Estación de tránsito, 1986 (1963).
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