En una de mis investigaciones sobre las sociedades del siglo XIX encontré algunas con rituales y cosmogonías estrafalarias, y entre ellas despuntaban las teosóficas y la referencia a una rusa llamada Helena Petrovna Blavatsky. El rostro de aquella mujer era inquietante, así como su trayectoria. Había constituido un grupo en torno a unos libros antiguos y a una supuesta sabiduría concedida por un ser superior. Era una concepción completa del Universo y, por tanto, del Hombre. En su Antropogénesis hablaba de la aparición de vida en la Tierra proveniente del cosmos, de siete razas primigenias, una de las cuales, la de los Dioses o Dobles Etéreos de los Pitris habrían creado al Hombre. La historieta me enganchó porque parecía un auténtico relato de ciencia-ficción, de horror cósmico lovecraftiano, sí, pero escrito cuarenta años antes. Además, una de las obras en las que Lovecraft se inspiró para su cosmogonía era el llamado Libro de Dyzan, presente en la Doctrina secreta de Blavatsky. Así, pensé, la cosmogonía de Lovecraft tendría un origen teosófico, con lo que August Derleth no estuvo tan equivocado al desarrollar ese mundo en sentido teológico: los Dioses arquetípicos. Vaya, enseguida me di cuenta de que había vuelto a descubrir el Mediterráneo.
En la La llamada de Cthulhu, Lovecraft hace cuatro veces referencia a la teosofía: en la primera de ellas para decir que tenían razón los teósofos y en la segunda para desvelar que seguían el culto a los Primigenios. Esto no supone que nuestro autor fuera esotérico o seguidor de Blavatsky, sino que muestra, por un lado, lo atractivos que podían ser dichos planteamientos para elaborar relatos de ficción especulativa y, por otro, la mentalidad del protagonista del cuento. Lo cierto es que la Sociedad Teosófica se instaló en Nueva York en 1875, donde vivió Lovecraft durante tres años.
Por otro lado, hay otros dos elementos que llaman la atención en el relato. Uno de ellos es la importancia de los sueños, que podría tomarse como algo típico de los cuentos de terror, pero también como reflejo de la influencia que entonces, en los años veinte, tuvieron los estudios oníricos en la psicología: la revelación de miedos ancestrales, incluso ajenos, en los sueños. Los años viente fueron el gran momento de Sigmund Freud. El otro elemento relevante es el cuestionamiento de la teoría de la evolución darwiniana, que no tiene más importancia porque luego se ha convertido en un tópico de la ciencia-ficción.
El cuento está magistralmente dividido en tres partes que narran la investigación del protagonista acerca de los descubrimientos de su tío sobre Cthluhu. La primera parte es El horror en arcilla, en la que Lovecraft da las pinceladas sobre la existencia de los Primigenios y de un culto ancestral hacia ellos que se pierde en la noche de los tiempos. Hay una estatuilla que simboliza a Cthluhu, que es objeto de culto, y que sirve para describir al Primigenio maldito: “cabeza de cefalópodo, cuerpo de dragón, alas cubiertas de escamas”. En esta parte, los sueños tienen un papel importante como premonición y descripción del horror. Es más, los Primigenios a través de los sueños “habían referido sus secretos, (...), al primer hombre, el cual fundó un culto que jamás se ha extinguido desde entonces”.
La segunda parte es La historia del inspector Legrasse, que utiliza Lovecraft para mostrarnos el grado de barbarie al que podría llegar la Humanidad si resucitan los Primigenios. La escena en el bosque es muy buena, y recuerda a la descrita por Robert E. Howard en La piedra negra. Y es mucho más salvaje que la que ya contó Lovecraft en La ceremonia (1919). El centro del culto a Cthlhu, dice, está en una ciudad enterrada en el desierto de Arabia, llamada Irem, la Ciudad de las Columnas. Lo curioso es que esta referencia a una ciudad centro del culto universal en el desierto aparece en el libro de Blavatsky. En fin.
La tercera parte, titulada La locura que llegó del mar, es la conclusión a la presentación de los Primigenios y de su culto. No podía ser otra cosa que el encuentro. Lovecraft utiliza para esto el recurso de la noticia de un periódico encontrado por casualidad. El artículo que lee el protagonista hace referencia a un barco europeo hallado a la deriva, que luchaba por no hundirse, al estilo de Poe en La narración de Arthur Gordon Pym (1838). Los marineros de aquel barco se toparon con R’lyeh, la ciudad de los Primigenios. “En su casa de R’lyeh el difunto Cthulhu aguarda soñando”. Poco antes de morir uno de los tripulantes escribió su experiencia en la isla, el encuentro con Cthulhu y cómo sus compañeros murieron de la impresión.
En definitiva, es un gran relato, muy bien construido y narrado. Por cierto, hay una película titulada “La llamada de Cthulhu”, producida por The H. P. Lovecraft Historical Society. Esta filmada como si se hubiera hecho en los años 20, es muda, en tono sepia, pero es espectacular. Refleja fielmente el cuento, los actores son eficaces y el ritmo es bueno. Muy recomendable. No os la perdáis.
Veo que sigues bebiendo dosis masivas de Lovecraft. Me resulta siempre curioso lo relativamente desconocido que es este escritor para el "Gran Público" en contraste con, por ejemplo, Stephen King o Ann Rice. Sin embargo, sus relatos realmente causan una inquietud y un desasosiego notables. Bien tratados en una película podría ser escalofriante.
ResponderEliminarAlgo así intentó Mike Mignola en su primera aventura de Hellboy, más tarde llevada (más o menos) a la pantalla. Por algún motivo, no me dio mucho miedo tal y como estaba planteado.
Supongo que le echarás también una lectura a "La sombra sobre Innsmouth" y "El que susurra en la oscuridad"...
Buenas, Manuel.
ResponderEliminarEs que me estoy haciendo un repaso a mí mismo. Esos dos últimos relatos que citas ya me los he releído y reseñaré algún día. Ahora estoy con Pournelle, que ni es un horror ni es cósmico.
En cuanto a lo de King y Rice, creo que tienen públicos distintos, no sólo al de Lovecraft, sino entre ellos. En parte se debe a la moda adolescente de los vampiros metrosexuales, aunque los dos vendan sus volúmenes en Carrefour, entre la pescadilla y los neumáticos.
Saludetes
Qué casualidad. Precisamente llevo unos días enfrascado en la lectura de la antología de martínez roca "El gran libro del terror" (gran libro en todos los sentidos), que he pillado recientemente de 2ª mano, y de Lovecraft incluye "las ratas de las paredes" y este que comentas, que ya leí ambos hace años (como casi todo de Lovecraft), pero que no me importa releer. Estoy a la espera de recibir (también de 2ª mano claro) el "Segundo gran libro del terror" (poco originales los títulos, jeje).
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en todo lo que comentas, me parece un relato perfecto, y su división en 3 partes lo hace muy ameno. Personalmente es de los relatos de Lovecraft que más me gustan. También la 2ª parte me recordó al relato de Howard.
Tomo nota de la película, a ver si la veo.
SALUDOS
Hola, Rubenoki. Estoy de acuerdo contigo. Creo que es el mejor, junto a "En las montañas de la locura" y "El caso de Charles Dexter Ward". La verdad es que hoy, como cuentista, yo prefiero a Howard, no por el tema de la espada, sino por la eficacia en el relato.
ResponderEliminarY no te pierdas la peli, merece la pena.
Saludetes.
Hola Jorge, hace poco que acabo de descubrir tu blog, fué buscando información sobre la obra "We Can Remember It for You Wholesale" de Philip K. Dick y ya te he agregado a mis marcadores de página. Tu blog me resulta apasionante. Verás tengo una duda, llevo tiempo queriendo empezar a leer los relatos de H.P. Lovecraft,y no se por donde empezar.
ResponderEliminarEn especial, tengo mucho interés en los mitos de Cthulhu. Busqué información por internet pero era todo bastante caótico. ¿Qué me recomiendas? Muchas gracias por todo y un cordial saludo!
Hola. Publiqué en el 5º número de Planetas Prohibidos una guía para leer los mitos de Cthulhu. La descarga es gratuita. El enlace:
Eliminarhttp://planetasprohibidos.blogspot.com/2012/10/planetas-prohibidos-5-02102012_2.html
Ya me contarás qué tal te va con la lectura.
Saludetes y gracias por tus palabras.