Los robots son uno de los temas estrella de la ciencia-ficción, desde R.U.R. de Capek hasta la serie televisiva Cáprica, pasando por nuestro Gabriel revisitado de Domingo Santos. Y las historias han girado en torno a dos cuestiones: su cercanía a la naturaleza humana y, por tanto, los problemas existenciales –Yo, Robot o Sueñan los androides con ovejas eléctricas, por ejemplo-; y el dominio del hombre –Terminator o Matrix, por citar sólo películas-.
Todo esto se envuelve en el doble sentimiento, y contradictorio, que la Humanidad ha tenido hacia los avances científicos, siempre vinculado con el miedo al conflicto bélico y, de forma paralela, con el bienestar. Por un lado, el optimismo ante el avance imparable de la ciencia y la tecnología para la resolución de los problemas cotidianos y endémicos del hombre. Por otro lado, el riesgo de deshumanización que supone la robotización de todo.