Novela leída en el metro. Sí, en el metro.
Una de las cosas de mi nueva increíble vida es que he vuelto a coger el metro a
diario. Mucha gente se queja de tener que pasar tiempo en el transporte público
para ir a trabajar; a mí siempre me pareció una oportunidad para tener un
tiempo seguro de lectura. Son modos distintos de tomarse la vida. Tanto viaje
me ha permitido leer un libro magnífico de Michael Bishop titulado Desgraciadamente, Philip K. Dick ha muerto.
El origen del libro, como cualquiera puede
imaginar, es la admiración hacia el maestro de la ciencia-ficción. Bishop intentó
con acierto utilizar el estilo de Dick y hacer guiños al lector con las
referencias a sus obras. El resultado es una más que notable novela. Los
editores tuvieron el error de titularlo La
ascensión secreta, que en una edición en castellano la subtitulan Llorad, Philip K. Dick ha muerto. Por fortuna,
Bishop consiguió imponer al final el título que siempre quiso y que da sentido
a la obra. Al final explico por qué.