domingo, 29 de diciembre de 2013

Las mejores lecturas de 2013

Ha sido un año complejo, sin duda. La vida me obligó a leer menos en el primer trimestre. Lo eché de menos, pero sabía que me estaban esperando grandes historias, personajes entrañables y sueños por vivir. Y así fue. Solté lastre y poco a poco me recuperé. Lo he llamado "El Renacimiento". Pretencioso, lo sé, aunque es bastante descriptivo y lo suficientemente positivo como para animar a cualquiera. No leí; sin embargo fui confeccionado una lista de obras perfectas para disfrutar en mi nueva vida; una especie de "1.001 libros de ciencia-ficción, fantasía y terror que hay que leer antes de palmar". No es para tanto. Siempre se cuela algún indeseable (no va a ocurrir solo en la vida) y alguna equivocación (reconozco mi imperfección y la acepto). Creo que he dejado atrás mi etapa de clásicos de la ciencia-ficción de los años 50. Es probable que me sumerja en libros de la new wave; sí, un poco de nihilismo destroyer y de nuevas fronteras no viene mal. Además, en febrero de 2014, IMPERIO FUTURA cumplirá cinco años. Nada más y nada menos. Estoy buscando un logotipo que haga honor a tamaña efeméride. En fin. :)  

En el repaso a lo mejor de 2013 haré referencia a cuatro lecturas. 

1984, de George Orwell. Empezaré por una que aún no he reseñado. Lo tenía en formato epub para mi ebook pero he preferido comprármelo en papel para anotar todo lo que sabía que iba a encontrar. Es un libro maravilloso sobre el valor de la individualidad y de la libertad. Deberían leerlo todos los integristas, no solo los comunistas y sus actualizaciones alternativas. 

Diario de las estrellas, de Stanislaw Lem. A estas alturas creo que la carga contra el Estado, el totalitarismo y la religión, envuelta en una prosa maravillosa y una delicada ironía, me enganchó. De fondo, esa estupidez humana de la que deberíamos ser conscientes para avanzar. Desde aquí quiero saludar a todos los tontos y tontas solemnes, a esos que no toleran ideas o comportamientos distintos, que si no fueran tantos serían dignos de ser incluidos en un libro. 





Próxima centauri, de Murray Leinster. Si te gusta la buena ciencia-ficción, con un planteamiento realista en lo humano y en lo científico (adecuado a su tiempo, claro), no deberías perderte este relato largo. Me salvó un verano de lecturas regulares. Siempre lo relacionaré con el verde césped y el azul cielo. Cosas que pasan.






La torre de cristal, de Robert Silverberg. Me quedo con el retrato de la ambición humana, capaz de cualquier cosa, incluso de sacrificar lo más cercano o íntimo. Pero sobre todo me gustó la descripción del descubrimiento de una nueva vida por parte del androide, de un nuevo mundo exterior e interior, el de los sentimientos, las emociones y los deseos, el de la propia personalidad, el de una sociedad abierta y plural. 





Tengo el propósito, y el deseo también, de leer este 2014 un poco más de terror. Todavía la fantasía no me llama en exceso, pero todo se andará. De todas maneras, no suelo planificar mis lecturas aunque haga listas de libros imprescindibles. Me dejo llevar, porque dejarse llevar es uno de los más bonitos placeres en esto de la lectura. Y si no me crees, prueba. 

martes, 17 de diciembre de 2013

PHILIP K. DICK - Podemos recordarlo todo por usted (1966)

La película de Paul Verhoeven (1990), con el amigo Arnold y la potentísima Sharon Stone, animando la maravillosa BSO de Jerry Goldsmith, siempre estuvo entre mis películas de ciencia-ficción favoritas. La idea de creer que se está viviendo una vida que en realidad es falsa, y que al final se convierte en la verdadera, con un entorno que finge ser lo que no es: la esposa, los amigos y el trabajo, me pareció una sensación vertiginosa y, por tanto, atractiva. A esto Verhoeven añadió un rebaño de seres y efectos interesantísimos, mucho más allá de la prostituta de tres tetas. Por eso me decidí a leer el relato de Dick en el que los tres guionistas de Verhoeven se basaron. Y, además, hace poco vi el remake de 2012 de dirigió Len Wiseman.

Cuidado, porque encontré una novela con el mismo título, Desafío total, con una foto de la película en la portada. Atención: no se trata de dicho relato, sino de una novelización de la cinta de 1990. El cuento de Dick se puede encontrar fácilmente en alguna de sus recopilaciones, e incluso buscando un poco en internet. El título dickeano no era muy comercial, pero sí descriptivo: Podemos recordarlo todo por usted al por mayor (We can remember it for you wholesale, 1966). La comparación con las películas estaba servida. Veámosla.

domingo, 8 de diciembre de 2013

EMILIO CARRERE - La Torre de los Siete Jorobados (2004)


Escribir es una adicción y una terapia; es una forma de vida y de ganarse la vida. Mi oficio no es el de escritor -una palabra grave que se utiliza con demasiada facilidad-. A veces me ayuda a pasar económicamente el mes, pero nada más, y cada vez menos. Hace unos meses escribí a una revista de mi gremio, Ilustración de Madrid, para ofrecerles un artículo con el sacar un magro estipendio. La publicación estaba bien, con páginas satinadas, ilustradas y muy cuidadas. Además, incluían en cada número un desplegable de un mapa antiguo de Madrid, cosa que me fascina, y tenía colaboradores de enjundia. Les mandé una carta educada, muy cuidada en la expresión y en la forma. Al día siguiente obtuve la respuesta: "Estimado Sr. Vilches: Lamentamos comunicarle que el pasado mes de julio se ha cerrado la revista. De todas maneras, agradecemos su interés". Y se despedía cordialmente. Sí; escribir, publicar y vivir de ello no es fácil. Por eso me molesta la gente que se pone la etiqueta de "escritor" y que manda correos del siguiente tenor: "deseo colaborar en su revista que relatos puedo mandar solo ciencia ficcion, o tambien terror y fantasia". El escritor, siempre, en todo momento, ama el lenguaje; lo ama, no lo sodomiza.

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