domingo, 28 de marzo de 2010

ADRIAN ROSS - El agujero del infierno, 2003 (1914)



FNAC no me cae simpático. Gigante, impersonal, frío y masificado, me hurta el placer de la ceremonia de comprar un libro. No es que el librero típico me caiga especialmente bien, sino que respeto ciertos tipos de atrevimiento y locura, y la profesión de librero reúne esas características. Y es que FNAC tiene el escenario de un Carrefour cualquiera. Ni siquiera falta la maquinita de autopago. “Su libro, gracias”. Pero lo que más me molesta es encontrar allí justo el ejemplar que estaba buscando. Esa novela que no tienen en mi librería habitual, o esa colección en la que me gusta bucear para tocar, comparar, hojear y cotillear, pues sí, allí está, estropeándome la crítica al megastore.

Y allí estaba La estancia oscura, de Leonard Cline. La examiné (sólo me faltó olerla; me dio corte) y no me convenció. A su lado estaba una novela extraña, de un tal Adrian Ross, titulada El agujero del infierno. No había oído hablar de ella. En la contraportada estaba el gancho publicitario: las citas de Hodgson y Lovecraft. Piqué, y no me arrepiento.

domingo, 21 de marzo de 2010

ROBERT E. HOWARD - El valle del gusano, 1986 (1934).



No hubiera conocido este libro si no llegar ser por Bloodstar, la adaptación que dibujó Richard Corben. Lo encontré en la Cuesta Moyano hace veinte años. Por aquellos días ya había dejado los cómics de ciencia ficción, fantasía y terror, pero no había abandonado el gusto por el género. La historia de Corben  combinaba la fantasía épica con el horror cósmico. Recuerdo que el protagonista acababa con un enorme gusano que salía de los subterráneos de una ciudad del siglo XX destruida hacía cientos de años.

La sugerencia era que la civilización había sufrido un cataclismo hacía mucho tiempo y que la Humanidad había empezado de nuevo, olvidando todo lo que fue. El relato era muy estimulante, y Corben le había dado la dimensión ideal, justa, capaz de obligarme a retener la historia y de empujarme a la búsqueda de más información. Por eso fue una alegría inesperada el encontrar El valle del gusano.

domingo, 14 de marzo de 2010

ROBERT J. SAWYER - Flashforward, 2009 (2001).


Siempre he sido muy aficionado a mezclar literatura y cine; es decir, a leer la novela antes de ver la película, y del mismo modo muchos filmes me han llevado a la obra en que se inspiraron. Al texto de Robert J. Sawyer llegué justamente de esta segunda manera: primero vi los anuncios en la tele, me baje los capítulos al tiempo que pedía la novela al sorprendido librero (¡Cómo me gusta escandalizar!), la devoré y luego me extrañé con la serie. Sí; suele pasar. Lo sé. Y como la serie es otra cosa, me remito a esta reseña que publiqué en Los ojos del marciano y en la Red de Ciencia-Ficción.

domingo, 7 de marzo de 2010

H. P. LOVECRAFT - En las montañas de la locura, 2008 (1931).

No fue fácil encontrar este libro; al menos la edición que yo quería. Estaba la de Alianza, que no me acababa de convencer por su letra minúscula y su portada conceptual. La que me parecía atractiva, sugerente, ensoñadora, era la de Valdemar. Tengo cierta debilidad por los libros de Valdemar, he de confesarlo. En mi librería habitual –que ya ha dejado de serlo por este episodio- no me lo servían. Tardaron dos meses, dos pacientes meses, en decirme que estaba agotado. No era verdad. Me metí en la web de Valdemar. Lo tenían. Llamé a la librería que sale en pantalla y voilà. Que me pasara a recogerlo cuando quisiera. Y así fue. Una tarde fría de invierno, oscura y húmeda, mi hijo y yo atravesamos Madrid, al filo del cierre, y aparcamos bajo el hospital que hay en la calle Goya –qué sablazo nos dieron-. La librería era el propio domicilio del librero. Nos recibió la portera. “¿Ande van?”. Dimos la contraseña y tomamos el ascensor, uno de esos trastos de los años cincuenta que tiene una puerta de entrada y otra de salida. Tocamos el timbre con cierta curiosidad. Nos recibió un gato. No es mi

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