jueves, 17 de diciembre de 2009

Imperio Futura ha sufrido un flashforward. Una supergigante azul estalló en la Gran Nube de Magallanes formando una supernova. Recibimos su lluvia de neutrinos rebotada de un agujero marrón. Estábamos en pleno vuelo cuando llegó hasta nosotros. La nave sufrió un shock y el cronómetro de abordo avanzó a la fecha estelar 2009.12, 23. Al tiempo nos vimos desplazados a un paisaje cubierto de una extraña capa blanca. Ordené al computador que la analizara. Era polietileno.

El paisaje era circular y estaba cubierto por una enorme cúpula de cristal. Nos envolvía un extraño fluido, con dos partes de hidrógeno y una de oxígeno. Todo estaba en calma. En el vórtice superior de la cúpula se veían dos colosales pompas de aire. Divisamos una pequeña cabaña. No había señales de vida. Al fondo se atisbaba una cordillera nevada, pero carecía de tercera dimensión. Los abetos eran de plástico, estaban rodeados por cintas de tonalidades muy variadas y de sus ramas colgaban bolas brillantes. Nos asustamos la primera vez que vimos encenderse unas luces de colores. Luego se apagaron y se volvieron a iluminar; y así cada dos segundos. Pensamos que era una advertencia. El oficial científico de Imperio Futura descartó por ilógico que se tratara de una señal bélica.

La tripulación no se inquietó verdaderamente hasta que recibimos un extraño mensaje por una frecuencia comercial en desuso desde hacía cientos de años. “¡Arriba elfos del Polo Norte! ¡En pié diminuta legión! ¡Abajo la opresión de Santa Claus!”. La oficial de comunicaciones indicó que la señal procedía de la cabaña. Lo pensé un minuto. No sabía cuánto tiempo aguantaría el flashforward. Si no actuábamos quedaría un misterio tras nosotros, pero en el caso de intervenir la ventana del espaciotiempo podía abrirse de nuevo sin que estuviéramos preparados. Formé un grupo con el oficial científico y el médico, y ordené a mi segundo de Imperio Futura que si tardábamos más de treinta minutos saliera al punto del flujo de neutrinos sin esperarnos. “¡Pero, señor, quedarían atrapados entre montañas planas y elementos de polietileno…!”, me espetó cariacontecido el oficial. “Es una orden”, contesté con tono hierático.

Sacamos los equipos acuáticos. La distancia hasta la cabaña era más corta de lo que parecía. Nada más salir de Imperio Futura sentimos temblar la tierra. Luego se produjo una pausa, y acto seguido el paisaje se agitó con una fuerza tan descomunal que los trozos blancos de polietileno se alzaron hasta la cúpula. Ya en calma, comenzaron a caer lentamente sobre nosotros. Sacamos los fáser y disparamos. Uno de aquellos objetos alcanzó al oficial científico; sorprendentemente rebotó en su cabeza sin producirle daño alguno. Caían por todos lados, meciéndose por el fluido, como adormecidos, y posándose en los árboles, en la cabaña y en nuestra nave. La nevada de polietileno blanco era un espectáculo hipnótico. Recibí entonces un aviso del segundo de Imperio Futura. Me sobresalté. La lluvia de neutrinos se aproximaba. Se iba a abrir la puerta espaciotemporal. Volvimos abordo y regresamos a nuestro tiempo.

Nadie de la tripulación ha querido hablar de este episodio. El gabinete psicológico de Imperio Futura está colapsado. Yo mantengo el frágil equilibrio mental leyendo ejemplares de las mejores revistas del Universo. Les dejo aquí una muestra.


domingo, 6 de diciembre de 2009

Imperio Futura ha entrado en batalla. En la madrugada del 2009.11, 30 nos vimos cercados por un enemigo muy superior en número. Nuestra nave estelar descansaba en un valle, sin tocar suelo, a 0.5 de fuerza de gravedad inversa. Matojos y rocas poblaban aquel paisaje triste. Sólo el viento parecía tener interés en moverse por allí.

Uno de mis hombres dio la alerta: “¡Intrusos!”. La montaña se erizó de pastorcillos con cayados láser y ovejas mecánicas. Ordené levantar el escudo protector, pero nos lanzaron unas zambombas iónicas que destrozaron parte del fuselaje. No tuve más remedio que disparar una onda electromagnética concéntrica para impedir la invasión ovina de la nave. Intenté dejar tierra bajando la fuerza de gravedad de la nave a menos 2, pero el motor no respondía.

Al grito de “¡Nosotros vimos la estrella primero!”, los pastorcillos cargaron las panderetas atómicas. Avisado por el segundo oficial de abordo, mandé que el gravitador de reserva nos lanzara a la ionosfera. La presión casi destrozó la nave, pero conseguimos eludir el ataque.

El asteroide sigue su curso. Hemos reparado el motor de Imperio Futura y continuamos la persecución de la estrella en dirección a Belén. Antes de terminar este informe, deseamos que vean otra portada de una de las pocas publicaciones que con sus relatos nos mantiene atados a la realidad.



lunes, 23 de noviembre de 2009

IMPERIO FUTURA se ha teletransportado al encuentro de un asteroide que se dirige al Tercer Planeta. Nos persiguen tres extraños humanoides; uno de ellos es negro. La lentitud de sus transportes terrestres la suplen con una constancia aterradora. Portan unos minerales cuyo olor nos llega cuando cambia el viento. También hemos visto un objeto volador no identificado de color rojo. Los ocho ciborgs que tiran de esa nave rastrean nuestras huellas como animales. A veces, por la noche, oímos un "¡Oh, oh, oh!" que congela el fluido el nuestros circuitos.

El asteroide continúa su marcha. El navegador de IMPERIO FUTURA nos ha indicado que se dirige hacia un pequeño pueblo, un lugar llamado Belén.

Volveremos de este viaje en la fecha estelar 2010, 2; vamos, en FEBRERO de 2010. Mientras dura el viaje, dejamos aquí testimonio de una de las publicaciones que más circula por nuestra Estación Estelar. Esperamos que les guste.




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domingo, 15 de noviembre de 2009

WHITLEY STRIEBER - 2012. La guerra por las almas, 2009 (2007).


Busqué en Internet el tema del fin del mundo relacionado con el año 2012. Craso error, como diría el otro, a no ser que uno quiera encontrar una serie continua de desvaríos que mezclan el cambio climático con una invasión extraterrestre, el origen de la humanidad, las pirámides, un gobierno mundial, el sionismo, el “neoliberalismo” (ese fantasma que recorre el mundo mundial), la hipocondría por la gripe A, Nibiru, y no sé cuántas gilichorradas más.



La más curiosa de todas es esta última, la de Nibiru o Planeta X (prefieren llamarlo “Nibiru” porque lo de “Planeta X” parece el nombre de un club de alterne). Se trata de un planeta que está fuera del Sistema

domingo, 8 de noviembre de 2009

KAREL CAPEK - La guerra de las salamandras, 1981 (1936).


Saqué el libro con cariño. Soplé el lomo para quitar la capa de polvo y lo abrí. Dentro había un billete de metro fechado en 1985. Tenía entonces diecisiete años; unos meses después cambiaría mi vida para siempre. En aquellos días de instituto ese libro de Čapek  no me gustó. Era la segunda vez que intentaba leerlo. Pertenecía a la misma estupenda colección que La guerra de los mundos: el Club Joven, de Bruguera. El libro no era lo que yo esperaba, por lo que no debía ser el momento para leerlo –creo firmemente que cada obra encaja en nuestra vida justo cuando es su momento-. Recuerdo ir leyéndolo en el metro, en la línea 2 ó 3, agarrado a una de esas barras blancas que cruzaban el cielo del vagón, siempre húmedas, con mi pulgar violentando el libro, apretando para evitar que las hojas se despidieran y que el traqueteo del tren no obligara a las letras a bailar en exceso. Sí, lo recuerdo, y entonces no me gustó.

domingo, 1 de noviembre de 2009

ALFRED BESTER - Las estrellas, mi destino, 2009 (1956).


En mi proyecto de leer lo mejor de la CF había incluido este libro de Alfred Bester. Estaba en las listas que consulté, pero algún comentario que leí me echó para atrás. Un espabilado que había hecho una sinopsis decía que era la historia de un hombre encerrado en un cubículo espacial, y que para salir de su situación imaginaba viajes. Evidentemente, aquel tipo haría bien en dedicarse a otras labores. La claustrofobia que me generó aquel resumen no me invitaba a leer el libro. Luego vino el lío del título; que si Tigre, tigre, que si Las estrellas, mi destino. En fin, un gilichorrada de la que me sacó la versión de bolsillo (y tanto) que ha sacado Gigamesh. Desde las primeras páginas me llevé una doble alegría: el nanotamaño de la letra del libro demostraba que no había perdido vista y, albricias, se trataba de un relato magnífico.

domingo, 25 de octubre de 2009

GEORGE H. WHITE - Atención... platillos volantes, 2001 (1956)


Esta es la cuarte entrega de la saga Más allá del Sol. Y seguimos con la misma tónica de las novelas anteriores. Me reafirmo en que el amigo Enguídamos escribía para un público que había llegado a la CF sobre todo por el cine. Fue el gran momento de la serie B, y esta saga es un guiño constante a las películas que hicieron de la CF un género entrañable.

En este episodio White recurre al impacto que generó en el público español uno de los clásicos del celuloide, La Tierra contra los Platillos Volantes (1956), aunque, como en otros casos, el autor sólo recurre a ciertos tics sin caer en la copia de personajes o argumento. Queda la sensación de que Enguídanos hubiera sido un magnífico guionista de películas de serie B de CF, porque la trama de Atención... platillos volantes supera en acción y espectacularidad a la anteriormente citada.

domingo, 18 de octubre de 2009

BRIAN W. ALDISS - El exterior, 1998 (1965).


A este libro llegué por pura casualidad. Me lo encontré fisgando en el despacho de mi suegro, en una de esas largas tardes de visita en las que el tiempo pasa lenta, muy lentamente. La verdad es que era raro que un libro de ciencia ficción estuviera allí, entre tratados sociopolíticos caducos y tomos sueltos de colecciones prescindibles. Pensé en dejarlo cuidadosamente donde estaba, tomándolo como un pasatiempo para otras visitas. Pero no me pude resistir: lo tomé prestado -que sí, que lo he devuelto-, y lo apuré en unos días.

El volumen son cuatro historias sacadas de La estrella imposible, que es como Edhasa tradujo en España la obra Best Science Fiction Stories of Brian W. Aldiss (1965). Esta obra recopilaba los relatos que publicó en la revista New Worlds de Michael Moorcock. El seleccionador español quiso reunir cuentos de temática distinta, lo que no está mal, pero decidió titular el volumen con la referida a los alienígenas, El exterior. ¿Por qué?

sábado, 10 de octubre de 2009

GEORGE H. WHITE - Marte, el enigmático, 2001 (1956)



La Guerra Fría llega a Marte. White (de nuevo el amigo Enguídanos) superó en esta tercera entrega el trago anterior, dedicado a una sosa llegada del hombre al Planeta Rojo. Este episodio, en cambio, está lleno de acción y descubrimientos. Tiene lugar el inevitable enfrentamiento entre los soviéticos y el resto de la expedición, en un trágico final muy al uso de la época de la Guerra Fría. Los rusos son descritos en la novela como oscuros personajes, fanáticos irracionales, tipos fríos y despiadados, frente a unos occidentales más cercanos, humanos y cálidos.

La aparición de la civilización marciana, encontrada justo en el último halito de vida de la exigua expedición, es el resultado de la más pura casualidad. El relato tiene todos los componentes básicos de la novela de aventuras: la osadía, la tensión y la emoción deslumbrante ante lo desconocido. La ciudad subterránea está descrita con eficacia, así como el carácter descubridor, irreverente y metomentodo de los "conquistadores".

domingo, 4 de octubre de 2009

DOMINGO SANTOS - Gabriel revisitado (2006), 2004.



Tengo cierto reparo a los santones de cualquier disciplina, área, grupo o bandera. Normalmente, un gesto suyo es suficiente para conseguir el aplauso, la sonrisa, la genuflexión o la alabanza desmesurada con independencia de la calidad, originalidad u oportunidad de su obra. La cohorte que les sigue, entre sonrisas y loas, me es más desagradable aún. No sé si Domingo Santos es uno de esos santones, aunque algunos le tratan como tal, y esto –lo siento- me hace recelar. Claro que el presunto santón no es responsable del

domingo, 27 de septiembre de 2009

GEORGE H. WHITE - Más allá del Sol, 2001 (1956)




La segunda entrega de esta saga parece dejar claro que Enguídanos (George H. White) quiso, por un lado, darle cierta base científica a la narración para conferirle verosimilitud y, por otro, construir un relato familiar al espectador de películas de serie B de CF. Lo primero, las referencias físicas y astronómicas, son un tanto pesadas en cuanto al leerlas es fácil tener la sensación de que están desfasadas. Si a esto sumamos mi escasa afición literaria a los manuales, los primeros capítulos me han resultado un poco interminables.

Por otro lado, las referencias al cine de serie B son menos divertidas que en la primera entrega de la saga, Extraño visitante. Los personajes protagonistas son los típicos de las películas de los años cincuenta. El principal es el doctor Arthur Welby, un hombre atractivo, masculino, con capacidad de liderazgo, y que el lector puede imaginar con pantalones de pinzas por encima del ombligo, camisa blanca de manga larga con una vuelta en el antebrazo, y peinado hacia atrás, a la moda de los cincuenta.

domingo, 20 de septiembre de 2009

PHILIP JOSÉ FARMER - A vuestros cuerpos dispersos, 1982 (1971)



Este libro tiene el mejor primer capítulo que he leído en mucho tiempo, ese capítulo que toda buena obra debe tener, y ésta lo es. Rebosa de ideas brillantes, personajes construidos y trama interesante, y todo a un ritmo narrativo excelente. Poco importa que Farmer nos coloque su mundo hippy en monólogos, diálogos y sentencias, descripciones de costumbres humanas, y críticas políticas y sociales propias de la progresía norteamericana de los años setenta, de la gente de 1968.


Y es que Farmer era un tipo de esos a los que les gusta escandalizar, reírse de sus detractores y críticos. Tenía un estilo especial, propio, que no comulgaba con los cánones de un género en concreto; porque esta novela se encuentra entre la space opera, el libro de viajes, la fantasía y la new wave.

domingo, 13 de septiembre de 2009

GEORGE H. WHITE - Extraño visitante, 2001 (1956)


Leí en el Sitio de Ciencia Ficción, que creo que es quien más espacio y cariño le ha dedicado a Pascual Enguídanos, que éste no leía a los autores de su época, la de la Edad de Oro, para no tener la influencia de nadie. Fantástico. Esta novela corta, Extraño visitante, que pertenece a la saga de Más allá del Sol, es un estupendo guión de una película de serie B de CF norteamericana de los años 50. Y cómo he disfrutado. La tomé cuando Arthur C. Clarke y su Cita con Rama me financiaron un bonobús al país de los sueños, provocándome duermevelas constantes que me invitaron a buscar otro libro. George H. White me salvó haciéndome sonreír y recordar aquellos filmes de alienígenas imposibles y maravillosos, y de terrícolas osados que los descubrían y hacían huir.
La estructura del relato es tan lineal como sus personajes, que son prototipos de pueblo de algún Estado del Oeste norteamericano. Se detectan con facilidad situaciones y ambientes de películas, especialmente de It came from outer space (1953) y de La invasión de los ladrones de cuerpos (1956). Y es que aparecen el

sábado, 5 de septiembre de 2009

JACK LONDON - La plaga escarlata, 1989 (1912).


El cine y la literatura nos han contado el futuro fin de la Humanidad. En la mayoría de los casos está causado por un conflicto bélico -preferentemente atómico y/o biológico-, un cambio climático -qué bien se queda uno siendo políticamente correcto-, o una pandemia -con muertes definitivas o reversibles, me refiero a los siempre juguetones zombies-. Por supuesto, la CF ha añadido las invasiones alienígenas, que tuvieron su momento culminante en la añorada Edad de Oro, o la dominación robótica, o el terrible meteorito que se estampa contra el Planeta. Normalmente las obras de temática postapocalíptica contienen una moraleja. Esta novela corta de Jack London pertenece a este género, en concreto a aquellas cuyo elemento central es una epidemia, sin que el autor pueda resistir a la tentación de endosar al lector alguna que otra moralina política.

sábado, 29 de agosto de 2009

IMPERIO FUTURA ha tomado el camino de regreso. Hemos pasado ya el Círculo de Asteroides y nos encontramos en la zona de los Planetas Interiores. Pronto llegaremos al Tercer Planeta.

Reportaremos el primer comentario en la fecha estelar 2009.09, 6; es decir, el próximo 6 de septiembre.









domingo, 5 de julio de 2009



IMPERIO FUTURA se va de vacaciones a explorar el Espacio Exterior. Nuestra nave no es de último diseño y las armas están algo obsoletas, pero mi compañera de vuelo y yo encontraremos rincones del Universo donde aún no ha llegado el hombre.

Regreso programado para el año estelar 2009.09; es decir,… HASTA SEPTIEMBRE.




sábado, 27 de junio de 2009

FREDERIK POHL - Pórtico, 2006 (1977).



Esta es una de esas novelas que nadie con un mínimo gusto por la CF se puede perder. Veréis por qué. Pórtico está articulada en dos pilares narrativos que se entrecruzan. De esta manera, Pohl combina la CF hard y la soft de forma aparente, mientras que en cada pilar utiliza la tecnología y la psicología. Las referencias científicas son en buena medida fantasiosas, en cuanto lo que no tiene explicación científica real Pohl lo atribuye sin más a la civilización Heechee, la alienígena. La psicología, en cambio, es de corte freudiano. Aquí no hay fantasía posible porque juega con las emociones humanas más básicas y tópicas: el sexo y su vínculo con la falta de amor materno, lo que genera

domingo, 21 de junio de 2009

JACK VANCE - Estación de Abercrombie, 1977 (1976).



Tenía ganas de aventura, y decidí leer algo de space opera, pero space opera de calidad. Rebusqué y me quedé con dos: Vance, y Pascual Enguídanos vestido de George H. White. Indagando en la internet di con una librería en Madrid especializada en libros de CF; de segunda mano, por supuesto. Hice mi excursión matutina, sabadera, y me encontré con que aquello era un caos. Los libros estaban envueltos en plástico, lo que les preservaba de los curiosos como yo, pero que me impedía ver si le faltaban páginas, estaba mal cortado, si la letra era liliputiense o el traductor estuvo de parranda aquellos días. Tampoco estaban ordenados alfabéticamente, un error que convierte siempre la

domingo, 14 de junio de 2009

ROBERT A. HEINLEIN - Tropas del espacio (1959), 1998.


Esta novela arrastra dos desgracias. La primera es que Carlos Fabretti –el mismo que justificó el atentado del 11-S y ha apoyado a Iniciativa Internacionalista, la última franquicia proetarra- llamara “fascista” a Heinlein. La repetición de esta típica consigna estalinista de los años cincuenta y sesenta ha contaminado una obra maestra; claro que sólo en Europa, donde el antiamericanismo es una patología muy arraigada. La otra desgracia es que Paul Verhoeven utilizara el título de Heinlein para una de sus películas, con las secuelas correspondientes; sin embargo, como filmes de serie B no están nada mal y, además, cuenta con la banda sonora del competente Basil Poledouris –Conan-.

domingo, 7 de junio de 2009

ROGER ZELAZNY - Tú, el inmortal , 1977 (1966).



Este es, probablemente, uno de los libros más tontos que he leído en mi vida. Debí figurármelo cuando en las primeras líneas leí “He dejado las pezuñas y los cuernos en la Oficina” y no se trataba de una broma. En mi descargo he de alegar que al indagar sobre la vida de Zelazny antes de leer Tú, el inmortal encontré pistas halagüeñas, como que le llamó Philip K. Dick para terminar Deus Irae, una novela que, claro, me lancé a buscar. Esa, y El señor de la luz. Es más, en algunas páginas web le presentan como uno de los estandartes de la New Wave, lo que no me llama, pero tal estatus le otorgaba a priori cierta calidad y originalidad; dentro de lo que cabe, evidentemente. Y no sólo eso: había sido agraciado con un premio Nébula, el de 1966, y fue finalista del Hugo ese mismo año. Todo indicaba que era una de esas novelas que había que leer. Bueno, pues no me ha gustado. Alguno pensará: “Éste no la ha entendido”. Oye, que Zelazny no es Kierkegaard.

domingo, 31 de mayo de 2009

H. G. WELLS - La guerra de los mundos, 1981 (1898).

Si hay un libro con el que tenga una relación especial en mi vida, sin duda es éste. Y no es porque la historia que cuenta Wells sea hoy especialmente ingeniosa o la narración trepidante, es que fue un librito que me abrió un mundo nuevo, el de la CF. El sentido de la maravilla que produjo en mí, un niño de trece años –cuando los trece años eran lo que deben ser-, fue inconmensurable. La pasión que me despertó por la aventura libresca es impagable. Luego pasaron otros textos, otros géneros, otras páginas, pero ninguno como aquél. Tan fue así que lo he comprado por tercera vez para releerlo. El primero lo perdí en el colegio. Recuerdo perfectamente la escalera, la sensación, el chándal azul, la camiseta blanca, la búsqueda, las caras de yonohesido, las preguntas al bedel, y la carrera hasta el quiosco para comprar otro ejemplar. Nunca lo dije en casa. Quizá temía la reprimenda. Ese ejemplar lo leí dos veces, la segunda en aquellos viajes en metro, de pie, junto a esas blancas barras que siempre estaban brillantes y grasientas. Este lo perdí sin saber aún cómo ni dónde. Pregunté a la familia, rebusqué en sus casas, y nada. Impaciente lo encontré en internet, en una librería de segunda mano, a menos de cinco euros.

sábado, 23 de mayo de 2009

LARRY NIVEN - Mundo Anillo, 2007 (1970).



Leyendo la contraportada uno se puede imaginar a Arthur C. Clarke serio, con el cuello rígido, mirando fijamente a los ojos al lector primerizo, deslumbrando con una camisa hawaiana y espetando en un susurro: “Te recomiendo que te adentres en el mundo de la CF con este libro. Mola”. Y es que Clarke, padre reconocido del estilo hard, publicó El centinela en 1951, y después de que el complicado Kubrick llevara el cuento al cine le dio forma de novela en 1968 con el título 2001: una odisea espacial, dos años antes de que Larry Niven diera a la imprenta Mundo Anillo. ¿Por qué la recomendación de Clarke? Posiblemente se deba a que el tema es el mismo: la evolución natural e inducida.

sábado, 16 de mayo de 2009

JOE HALDEMAN - La guerra interminable, 2005 (1974)



Todos los autores son hijos de su tiempo, y sus obras son en buena medida autobiografías. Joe Haldeman no lo esconde. La guerra interminable se publicó en 1974, por un norteamericano excombatiente de Vietnam. Esto nos dice mucho sobre el contenido de la obra: por un lado, la guerra se presenta como algo estúpido, y, por otro, las preocupaciones y ensoñaciones hippies propias de la época tienen un lugar principal en la obra.

La condena de la guerra es la habitual: el conflicto sin sentido, el desprecio a la vida del soldado, el manejo de los poderosos, los intereses económicos,…; es decir, nada nuevo hasta el punto de que en sus últimas páginas, cuando todas las historias

sábado, 9 de mayo de 2009

JOHN WYNDHAM - El día de los trífidos, 2007 (1951).

John Wyndham, El día de los trífidos, 2007 (1951).

Al leer la biografía de Wyndham, un británico que vivió la Segunda Guerra Mundial, no es posible evitar el imaginarle en el desembarco de Normandía. Un escritor de CF en el Día D a la hora H, saltando del vehículo anfibio a la playa, chapoteando entre agua y sangre, sintiendo los estampidos de las bombas y de los cuerpos al caer, y empujado por el terror a correr, a correr un poco más. Una experiencia como esa tiene que cambiar la interpretación de la vida y del hombre, y en el caso de un creador literario, su modo de presentar la sociedad y al ser humano.

El día de los trífidos es indudablemente el resultado del Wyndham que sobrevivió en las playas francesas. La obra cuenta dos historias paralelas. Una es la de los trífidos, unas plantas

sábado, 2 de mayo de 2009

FREDERIK POHL y C. M. KORNBLUTH - Mercaderes del espacio, 2004, (1954).



Dos autores. Fue lo primero que me llamó la atención. ¿Cómo pueden escribir dos personas una novela? Entiendo la colaboración en un ensayo, en un temario académico, pero en una novela no me acaba de encajar. Vale; ya sé que hay de todo, lo acepto. Además, el que más me llamaba la atención de los dos escritores era Kornbluth. Murió con 35 años, casi el mismo número de pseudónimos que utilizó. Pegado a Frederik Pohl, uno de los más grandes, perteneció al grupo de literatos conocido como “The Futurians”, junto a Asimov, Damon Knight y James Blish. El nombre que se dieron, seguro que por deformación profesional, me recuerda al de aquellos fascistas italianos de Marinetti, también de principios del siglo XX, que tomaron el nombre de “Futuristas”. En fin.

sábado, 18 de abril de 2009

PHILIP K. DICK - ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, 2002, (1968).


El libro dormía en uno de los anaqueles de mi casa desde hacía no sé cuánto tiempo. Había desistido de su lectura un par de veces porque la traducción de César Terrón me parecía infame. No era un capricho: este hombre era capaz de meter el elemento compositivo “-mente” cuatro veces en veinte palabras. Llegué a buscar ediciones con otra traducción. Incluso una vez -¡Oh, insensato!- me descubrí ojeando en la Cuesta Moyano un ejemplar en inglés. Superada la frustración, tomé el libro que tenía en casa y me lancé. De pronto todo se hizo pasable.

Mientras devoraba la obra me preguntaba: “¿Qué habría en la cabaña del sheriff?”. Porque Philip K. Dick se refugió en una casita de campo propiedad de un policía local durante dos años, 1962 y 1963, en los cuales escribió once relatos. Agorafóbico y paranoico, en aquella cabaña sólo estaba él. Dick se creó su propio mundo, siempre torturado, mostrándose a sí mismo, despreciándose, porque la drogadicción es una muestra de poco aprecio a lo que somos. Y así es ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

sábado, 11 de abril de 2009

STANISLAW LEM - Retorno de las estrellas, 2005 (1961)



¿Polaco? Era polaco. En mi suprema ignorancia no me había ni siquiera preguntado de dónde era Stanislaw Lem. La verdad es que antes de toda esta aventura literaria Lem me parecía un petardo. Ya lo he dicho. Y la impresión me la dio, si bien de forma espuria, una película: Solaris. El filme de Steven Soderbergh me aburrió, me pareció poca cosa, lento, lento. Y George Cloney, un tipo simpático y guapo sin recursos artísticos. Eso sí, en cuanto me introduje en la biografía de Lem me di cuenta de a qué autor me estaba enfrentando, quizá al más grande de la CF europea del siglo XX. Creo que a un escritor se le puede considerar de los grandes si tiene al menos dos obras de enorme relevancia social e influencia literaria, y Lem es uno de ellos si a Solaris le sumamos Diarios de las Estrellas (1957).

sábado, 4 de abril de 2009

CORDWAINER SMITH - Piensa azul, cuenta hasta dos, 2006 (1968)




A veces conocemos a alguien que viene de un lugar lejano, extraño, en el que ni siquiera nos habíamos parado a pensar. Y de pronto esa persona forma parte de nuestra vida. Creemos que nació y se crió en una línea de tiempo paralela a la propia, y que, quizá por el destino, se ha cruzado con la nuestra por una serie de casualidades. Pues esto mismo me pasó con Cordwainer Smith.

El libro estaba ahí, entre el montón de los baratos, de esos con colorines que parecen pensados para llamar la atención cuando se deambula aburrido por el aeropuerto. Lo cierto es que me atrajo la portada y que estaba en Carrefour. No tiraba de una maleta, sino que empujaba el carrito de la compra donde, además, descansaba mi hijo Jaime leyendo un tebeo de Mortadelo. Cogí el libro con cierta reticencia. Normal; entre tanta basura aspirante a bestseller qué podía haber interesante. Pero es que me encantó la portada. Me recordaba a aquellas cubiertas líricas de los cómics de CF que devoraba siendo jovencito. El título era extraño: “Los señores de la instrumentalidad”, con un subtítulo de juego de mesa: “Piensa azul, cuenta hasta dos”.

sábado, 28 de marzo de 2009

PIERRE BOULLÉ - El planeta de los simios, 1985 (1963).



¡Cuánto tiempo había deseado leer esta novela! ¿A quién no le gusta la película de Charlton Heston? El ritmo de la cinta es tan trepidante y el final tan espectacular que difícilmente se puede olvidar. Y pensando que en muchos casos, prácticamente en todos como dice el tópico, la novela supera a la película, busqué la obra de Pierre Boullé. No fue fácil, pues se había agotado rápidamente a pesar de que se editó en edición de bolsillo.

Una de las primeras cosas que me sorprendió fue que el autor era francés. Parecía el típico periodista de los años sesenta, imbuido de rechazo al sistema, a la guerra, a la generación anterior y repleto de sueños de paz, arco iris y flores, pero no era así. Se trataba de un luchador contra los nazis que pasó cuatro años en un campo de concentración japonés. Esta experiencia le sirvió para escribir El puente sobre el río Kwai. También me llamó la atención que no estaba entre los autores de CF, ni siquiera su obra El planeta de los simios. ¿Cómo era posible? No podía ser. Lo achaqué al purismo de ciertos críticos y nada más.

sábado, 21 de marzo de 2009

WILLIAM GIBSON - Neuromante, 2005 (1984).


En mi carrera por leer lo mejor de la CF cometí un error: adentrarme en Neuromante. Había leído tan buenas críticas que todo me empujaba. Nada más y nada menos que tres de los más importantes premios de la novela de CF en 1985: Nébula, Hugo y Philip K. Dick. Es más, Gibson había iniciado con esta obra un nuevo estilo, el ciberpunk, que había marcado sobre todo la producción cinematográfica, como el caso de Matrix o Johnny Mnemonic. Una nueva estética marcada por lo negro, la ingeniera genética y la informática, en la que el futuro era desolador y no había otros mundos, sino éste.

Leí sobre el ciberpunk y su agotamiento como tendencia literaria. Aún así, y siempre dispuesto a seleccionar lo mejor, compré la novela de Gibson en FNAC. Qué emoción, y qué ingenuidad. Comencé la lectura con pasión, llevándomela a cualquier

sábado, 14 de marzo de 2009

RAY BRADBURY - Crónicas marcianas, 2002 (1946)



La verdad es que no topé con Bradbury en ese momento. Años atrás leí Fahrenheit 451; una novela que hace sentir bien al lector por dos motivos: según devora las páginas se siente libre y, además, poseedor de un tesoro, el libro, que le incluye en la élite romántica de los portadores del saber humano. Recuerdo, además, que vi a Ray Bradbury en una serie de televisión, que resultó ser The Ray Bradbury Theater. Aparecía al final del capítulo, rodeado de chismes y libros viejos, con una camisa clara, el pelo blanco, entrado en carnes, sonriente y explicando alguna cosa.

sábado, 21 de febrero de 2009

RICHARD MATHESON - Soy Leyenda, 2008 (1954)

Llegué a este libro por la película de Charlton Heston. Recordaba haberla visto co
n catorce o quince años y comentarla con mis amigos. Estábamos entonces enganchados a la CF a través de cómics como 1984 o Tótem, tanto como a la literatura de terror, o casi mejor decir a Lovecraft. La emoción que sentíamos con Charles Dexter Ward o Chutlhu, o con el Den de Richard Corben es indescriptible. Y en aquellos días echaron por la tele aquella película que nosotros creíamos de zombis. No habíamos entendido nada, claro.

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