domingo, 20 de junio de 2010

LEIGH BRACKETT - La espada de Rhiannon, 1977 (1953).

Pedí este libro a La Tarde, una librería madrileña que ahora se ha instalado cerca de la Plaza del Dos de Mayo. Fue una auténtica odisea. Pillé entre medias unas fiestas y un puente típicamente español, de esos de cuatro o cincos días, amen de que el individuo de Correos decidió que yo no vivía en mi casa y devolvió el libro. Llamé un par de veces a los pobres libreros, que me perjuraban por los anillos de Saturno que lo habían enviado, y terminaron lamentándose sobre el errático trabajo de los carteros. Ahora bien: la espera mereció la pena. Pocas veces he disfrutado tanto con un libro.

Leigh Brackett tuvo tres amores: las obras de Edgar Rice Burroughs, su marido Edmond Hamilton (tengo en la despensa su relato Los reyes de las estrellas) y el planeta Marte. Y todo esto lo combinó de forma perfecta en La espada de Rhiannon, en la que el entorno marciano se asemeja a los paisajes desérticos y románticos que la imaginación occidental recreaba a principios del siglo XX. Son Jekkara, Valkis y Barrakesh (sí, como Marrakech), que tanto me han recordado a los escenarios de algunos cuentos de Robert E. Howard. Es un medievalismo tanto en las apariencias como en los valores, en el que Brackett incluía seres imposibles, tipos alados, acuáticos, o con curiosas pigmentaciones cromáticas en su piel, pero siempre humanoides. En realidad, es una obra que pertenece más por la temática a la fantasía que a la ciencia ficción.

El protagonista es Matt Carse (alter ego de John Carter, de Burroughs), un humano que vive en Marte, un planeta ya desértico pero que vivió una época en la que era un vergel. Fue entonces, hace millones de años, cuando las razas forjaron la historia y la mitología marcianas. Según se avanza en la novela, Brackett cuenta que en Marte la evolución del hombre deparó dos ramas, híbridos y los quiru, que eran quienes poseían la tecnología, mientras que el resto de especies humanoides vivían a su sombra. Un quiru, el llamado Rhiannon, compartió su ciencia con una de aquellas razas, los dhuvianos, hombres-serpientes, que la utilizaron para dominar al resto. Los quiru castigaron a Rhiannon encerrándolo en una cueva con toda su tecnología. La historia de Marte siguió su curso, y Rhiannon se convirtió en el Maldito. Y aquí llega Carse, el terráqueo que encuentra la tumba, coge la espada, y cae en una burbuja negra que le transporta a los días primigenios en los que las razas marcianas vivían enfrentadas.

En ese Marte convive el Imperio Sark con los Reyes Almirantes y la ciudad de Caer Dhu, de los dhuvianos. Las aventuras se suceden hasta el punto en el que todo parece perdido para Matt Carse. La clave está en Rhiannon, cuya mente se ha metido en la del humano. “Yo adapté la red eléctrica inmaterial de mi mente a su cerebro –dice el quiru-. No he podido dominarlo (...). Pero conseguí influir en él hasta cierto punto” (p. 100). Es la solución y el problema, porque Rhiannon es el maldito que dio la tecnología a los dhuvianos, cuya dictadura se ha impuesto en Marte.

Brackett va intercambiando la acción con los diálogos, sin aburrir en descripciones absurdas e innecesarias, construyendo fantásticos escenarios a través de las aventuras de Carse, ese héroe prototipo de los años cuarenta del siglo XX. Lucha y amor, traición y venganza, mitos y monstruos, en un relato el que no todo es lo que parece y nada queda sin resolver.

Leí que Leigh Brackett ayudó a George Lucas a guionizar El imperio contraataca, lo que explica que sea la mejor entrega de la serie Star Wars. He anotado en mi agenda otras obras de Brackett, aunque transiten más por los parámetros de la fantasía que por los de la ciencia-ficción. Si no habéis leído nada suyo, no os lo perdáis; es el sentido de la maravilla en estado puro, el de la época pulp.

Por cierto, el Marte selvático y acuático que describió Leigh Brackett hace setenta años parecía algo imposible, absurdo desde un punto de vista científico. Pero he aquí que esta misma semana ha salido una noticia: dos investigadores de la Universidad de Colorado (EEUU) han publicado un artículo en Nature Geoscience demostrando que hace 3.500 millones de años Marte tenía un océano que cubría el 36% de su superficie. Toma. Igual que el Marte descrito por Brackett. ¿Habría Reyes Almirantes y Quirus? Jeje.

9 comentarios:

  1. Parece que lo que tenemos aquí es pulp puro y duro, estilo Howard o Burroughs, como tu mencionas... sí que sabía que Brackett había colaborado en el guión de El Imperio Contraataca, y ahora se explican muchas cosas, como ese tono de capa y espada y los paisajes y entornos casi de fantasía. Lo apunto en mi lista

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  2. Es impresionante el escenario fantástico que muestra, repleto de increibles posibilidades y que hace estallar la imaginación. No me lo esperaba. Otra época, otro mundo y otras razas. Realmente es space opera auténtica y maravillosa.

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  3. Leigh Brackett no sólo hizo eso, sino que colaboró con Howard Hawks en guioncitos de nada como el de "Río Bravo" o "Hatarí". Sólo por eso...

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  4. En primer lugar, enhorabuena por el blog. Magnífico. Ya tiene un lector más.
    En segundo lugar, me apunto esta recomendación... desconocía a Leigh Brackett.

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  5. Bienvenido, Dibiase. Muchas gracias por tus palabras. Tienes las puertas abiertas.

    Saludetes.

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  6. Ok. Vale. Llevaba tiempo viendo la portada de este libro en la columna lateral del blog, intrigado de por qué me sonaba tanto el nombre de Brackett... y con la reseña ya he podido recordar que es gracias a su labor en El Imperio Contraataca. Aunque si esta es la mejor de la saga, es también gracias a la labor de Lawrence Kasdan, un muy buen guionista que desde siempre destacó a la hora de definir a la perfección sus personajes y darles alma.

    Lo que no conocía eran sus otras labores en el cine. Me acaba de interesar mucho su figura. A ver si un día me hago con alguno de sus libros, como este en concreto.

    ¡Saludos y buena reseña!

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  7. Aunque es verdad que Leigh Brackett está acreditada como guionista de El Imperio Contraataca, parece ser que sólo colaboró en los primeros borradores y que el guión final es prácticamente de Kasdan. De todas formas, Brackett ha escrito otros guiones de películas muy famosas, además de las que comenta Guillermo, como El Sueño Eterno, por ejemplo.

    Respecto al libro, habrá que ver si es posible encontrarlo :)

    Saludos

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  8. Por cierto, aqui se puede leer el supuesto guión de Brackett

    http://scyfilove.com/2259/read-leigh-bracketts-original-script-ahead-of-the-empire-strikes-backs-30th-anniversary/star-wars-the-empire-strikes-back-brackett-draft/

    (Si esto no está permitido, lógicamente no publiqueis este mensaje)

    Saludos

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  9. Bienvenido, JP. Muchas gracias por el enlace, es una pasada. Y efectivamente, fue una de las screenwritter de El imperio contraataca. A diferencia de Cameron en Avatar, Lucas fue muy listo: fue directamente a guionistas profesionales de la ciencia ficción.

    En cuanto a encontrar el libro de Rhiannon, pues yo lo hice en iberlibro. Creo que quedan ejemplares, no muchos; pero hay otras formas de conseguirlo, de esas que no le gustan a la ministra Sinde.

    Saludetes.

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