Durante una extraña y
entrañable temporada impartí clases en una Universidad privada. Fue una
auténtica locura. Lo pasé bien, no siempre, claro, pero el balance fue
positivo. Recuerdo sobre todo la maravillosa sensación que se obtiene cuando el
trabajo, los compañeros y el ambiente son nuevos: todo parece mucho mejor que
lo que se dejó atrás. Luego viene la aplastante realidad. Una de las mejores
cosas fueron los alumnos, of course.
Recuerdo la conversación con un chaval sobre la prognosis en la Historia (la capacidad
para pronosticar los acontecimientos históricos basándonos en una regla
científica o filosófica). Y, como no podía ser de otra manera, el alumno me
dijo sonriendo: “Es que he leído Fundación,
de Asimov”.
Yo lo había leído también. Lo
tenía en la casa en la que vivía entonces, inmerso en una colección de vistosos
colores que había sacado el periódico El Mundo. “Las cien mejores novelas del
siglo XX”, creo que era
el título de la serie. Entre ellas varias de ciencia
ficción, como Mundo perdido, de Crichton; Fahrenheit 451, del gran Bradbury;
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Dick; Matadero cinco, de
Vonnegut; y Fundación.
La obra está compuesta por
cinco relatos, un fix-up destinado a
dar cuerpo a un proyecto
narrativo y a la descripción de un universo. Como en
las grandes historias, el principio es impactante. Y así es en Fundación: el primer relato es la clave
de todo. Asimov describe el saber “científico” que marca la saga: la
psicohistoria. En realidad no se trata de algo original en la literatura o las
ciencias sociales. Desde la Ilustración, la narración de la Historia de la
Humanidad está guiada por la prognosis -la prospectiva según un principio-, lo
que se abandonó mayoritariamente a principios del siglo XX. La diferencia
asimoviana es que ese principio es matemático, no filosófico.
El creador de la
psicohistoria es Hari Seldon, un científico represaliado por el Imperio y, al
tiempo, salvador futuro de la civilización. Para esa salvación, Seldon compila
la Enciclopedia Galáctica, que reúne todo el saber humano, para conservarla en
vista del periodo de decadencia que se avecina. El plan de Seldon se completa
con la construcción de dos fundaciones en planetas distintos. Para la
consecución de su plan, Seldon ha dejado una casta sacerdotal, los
enciclopedistas, que se muestran inútiles para el gobierno y tan mezquinos como
el Imperio. Al tiempo, Seldon, ya muerto, ha programado su presencia a través
de apariciones que pronostican el futuro. El caos en
Terminus, capital de la
Fundación, es salvado por Salvor Hardin, que se hizo con el poder a la fuerza y
convirtió la tecnología y el saber científico en una especie de religión. De esta
manera, oponerse al poder político es oponerse a lo divino, que todo lo puede.
Hasta aquí el libro atrapa,
pero la continuación tiene mucho menos interés. Todo lo referido a los
comerciantes son episodios “valle” o “puente”; es decir, relatos ligeros para
enlazar puntos culminantes. En “Los comerciantes” y “Los príncipes comerciantes”,
cuarto y quinto relato respectivamente, los personajes y la acción poco tienen
que ver en calidad con los tres anteriores, y sólo sirven para exponer las
dificultades de la Fundación y de los restos del Imperio.
Quizá fue este bajón en el
libro lo que me desanimó a seguir leyendo la trilogía. Lo cierto es que, años
después, Fundación e Imperio me gustó, sobre todo la segunda novela que compone
ese volumen, la titulada “El Mulo”, y que Segunda Fundación, siendo interesante,
está lejos de la primera entrega, y que su protagonista, la adolescente sabionda
y metomentodo, no me acabó de convencer.
Para mi gusto, lo mejor de Fundación son los
tres primeros relatos, y lo pongo en un
escalón por debajo de Bóvedas de Acero y El fin de la Eternidad.
Para mí este libro es muy importante la verdad, pues fue uno de los primeros libros que leí del "Buen Doctor" (el primero fue "El Sol Desnudo")...¿Sabías que para titularme de profesor de castellano mi memoria fue acerca de este autor? De hecho, parte de ese trabajo se encuentra en mi blog (lo puedes leer aquí http://www.elcubildelciclope.blogspot.com/2011/10/los-robots-en-la-literatura-parte-1.html y aquí http://www.elcubildelciclope.blogspot.com/2011/11/los-robots-en-la-literatura-parte-2.html). La verdad es que siempre me gustó mucho este libro y la saga en general (si bien aún no leo sus dos precuelas). Como siempre, un gusto leerte.
ResponderEliminarMuy interesante. Lo leeré para un asunto que tengo pendiente. Gracias, como siempre. :)
EliminarSaludetes