lunes, 10 de febrero de 2014

GEORGE ORWELL - 1984, 2013 (1949)

Lo que estoy haciendo ahora es una muestra de libertad. Escribo lo que quiero, y lo publico aquí para que cualquiera pueda leerlo. Sé que hay alguien ahí que toma nota, o que podría tomar nota, de mis opiniones, aficiones, amistades, compras, viajes, trabajo o relaciones. Que los datos se pueden cruzar, y sacar perfiles y conclusiones con las que controlarme. Pero optar por la libertad es exponerse a ser juzgado, y asumo el riesgo. La vida merece la pena ser vivida si hay riesgo, si miramos más allá, si pensamos qué pasaría si hiciera o dijera esto otro. Porque en el fondo nos sentimos unos permanentes frustrados, siempre nos falta algo; es normal, es el sentimiento que ha hecho progresar la Humanidad. El dolor y el amor son los dos motores de la Historia. Amar la libertad es amarse a uno mismo, respetarse con cautela, buscar la mejora, el goce físico e intelectual, todo, la vida misma. Sin libertad, no hay individuo y no hay vida. Esto es lo que le pasa a Winston Smith, el protagonista de 1984, de George Orwell.

No faltan los que se les enciende la sonrisa izquierdista, e incluso catalanista, cuando citan a Eric Arthur Blair, que adoptó el pseudónimo de George Orwell en 1933, un nombre que usó en sus correrías inglesas y
que utilizó para su primer libro,
Sin blanca en París y Londres (1933). Pero Orwell no era un izquierdista, sino un libertario, un disidente constante, que es otra cosa. Y como buen libertario despreciaba cualquier atisbo de nacionalismo étnico, lingüístico, totalitario, exclusivista y paleto, montado por una casta de políticos para manejar a un pueblo. Homenaje a Cataluña (1938) no es tanto un canto a dicha región como a aquellos de sus habitantes que dieron su vida por la libertad; lo que es muy diferente. Claro que Orwell tenía un concepto de libertad muy distinto al que puedan tener los catalanistas que pueblan en exceso los informativos de este país. Por ejemplo, la imposición de una lengua para controlar y manipular las mentalidades, y como alto y seña de los fieles al régimen, Orwell lo define como característica de los totalitarismos, y hoy, aquí, en esta Península rara, apretada por una cordillera, la vemos en Cataluña. ¿Qué diría Orwell de la “inmersión lingüística”? Nada bueno. Pero vayamos al libro.


A diferencia de otras obras, ésta tenía que leerla en papel. No podía sacar el móvil o el cuaderno cada vez que necesitara apuntar una idea leída en mi ebook. Y sabía que iba a sacar muchas. Además, había visto una edición de bolsillo con una portada atractiva y coherente con el contenido, la de Debolsillo. La traducción era de 2013, y hecha en España, lo que me daba ciertas garantías de modernidad y de ausencia de giros hispanoamericanos que aquí no se usan y que hacen extraña la lectura. Acerté, que por una vez no está mal.

La primera parte está dedicada a cómo vivía Winston Smith. Orwell nos presenta lo más ideológico de la obra, la distopía de un mundo que en el siglo XX derivaba hacia el militarismo, el Estado omnipresente y el fin del individuo; un planeta dividido en bloques donde la guerra y la paz eran las coartadas. No era una percepción aislada, especialmente entre los liberales, como Hayek y su Camino de servidumbre (1944), Mises y El Estado omnipotente (1944), Popper y La sociedad abierta y sus enemigos (1945), o posteriormente Ayn Rand y La rebelión de Atlas (1957). De hecho, el título, 1984, no es nada más que la fecha en que Orwell lo escribió dando la vuelta a los dos últimos dígitos.

En esa primera parte encontramos los más famosos eslóganes del libro: “La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza”. Los nombres irónicos de los ministerios: Verdad, Paz, Amor y Abundancia. La división de la sociedad en el partido –un grupo privilegiado dirigido por una casta- y el resto –los trabajadores-. Las imágenes del Hermano Mayor, el Big Brother, omnipresente; como las pantallas que adoctrinan y vigilan, o la Policía del Pensamiento, los niños que espían y delatan a sus padres, el crimen mental (crimental), el doblepiensa (argumentar una y la contraria, y que las dos sean verdad). La destrucción y el abandono de las casas, de la calle, de la gente; salvo lo que se identifica con el partido, el Socing (“socialismo inglés” en “viejalengua”). La ausencia de individualidad frente a un colectivo inventado, ya se llame nación, pueblo o proletariado. La creación de un enemigo sobre el que descargar la ira y que justifique la política dictatorial. Las “nopersonas”, que son esos disidentes que simplemente desaparecen del pasado y del presente. El control de la masa, un 85% de la población, con cosas como la lotería. Y esas frases que tanto nos gustan a los historiadores: “Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”. Cualquiera que haya estado en un país comunista, encontrará fácilmente paralelismos.

La segunda parte es la de la rebelión; pero no la de los proletarios, la “esperanza” para Winston, sino la única posible, la individual. Y así Winston hace cosas revolucionarias. Empieza escribiendo un diario, que es el instrumento habitual para la expresión de la conciencia individual. Sigue su rebelión enamorándose de Julia, que supone la exploración de una parte de sí mismo que el régimen le había hurtado: el amor y el sexo. Porque el emparejamiento en Oceanía, el Estado del Socing, solo es para la ordenación social y la procreación. Julia es todo un personaje: fue jefa de tropa en los Espías, hacía trabajo voluntario en la Liga Juvenil Antisexo, pega carteles y lleva banderas, pero sobre todo “siempre parezco alegre y nunca me escaqueo. Mi lema es: grita con la multitud. Es la única forma de estar a salvo”. Orwell nos muestra aquí que el amor es la expresión máxima de la individualidad, de la intimidad, y que es capaz de curarlo todo. Así Winston busca en la memoria hechos, imágenes, canciones, palabras de un pasado en el que el hombre era hombre porque era libre, y encuentra una habitación en una tienda de antigüedades, donde puede ser él mismo. El paso siguiente de la rebelión es el ingreso en la Hermandad, la resistencia al Hermano Mayor, y la lectura de “el libro” de Goldstein (un trasunto de Trosky que sirve de excusa a Orwell para contarnos su visión del mundo).

La tercera parte es la de la caída de Winston Smith, su encarcelamiento en el Ministerio del Amor, y el socavamiento de su dignidad, conciencia, argumentación y raciocinio. Su resistencia llega hasta que es enviado a “la habitación 101”, donde cada preso es sometido al mayor de sus miedos. Y el de Winston son las ratas. La presión le lleva a vender lo último que le quedaba, lo más íntimo, el amor a Julia, y acaba suplicando que le hagan eso, el ponerle una rata en la cara, a su chica, a cualquiera antes que a él. El pensamiento disidente es una locura a la que el régimen tiene que poner remedio, y le someten a todo tipo de torturas. “Te estrujaremos hasta vaciarte y luego te llenaremos de nosotros”. Es entonces cuando O’Brien, el jefe del Socing que le tortura, le explica la realidad: el poder es un medio, no un fin; la dictadura no es para salvaguardar la revolución, sino que se hace una revolución para implantar una dictadura; solo hay un pensamiento posible, el del Socing; la gente es infinitamente maleable. No hay paraíso futuro; “si quieres hacerte una imagen del futuro, imagina una bota aplastando una cara humana…eternamente”. Winston cede, pero el Estado no perdona, y una vez “liberado” es utilizado como ejemplo de que el traidor siempre es traidor.

Terminada la novela, enseguida comprendí que se trata de uno de esos libros que todo el mundo cita sin haber leído, o bien que leyó los primeros capítulos, quizá hasta la extensa parte dedicada a la obra del falso disidente, y lo abandonó. Yo no.

13 comentarios:

  1. Lo más escalofriante de Orwell es que enseña una sociedad superada por su propio sistema; es decir, atrapada en él. La imagen de la bota es, en efecto, eterna. Además, no sólo se trata de una situación posible, sino también viva, porque se ha dado, y se da, en algunos lugares. Incluso se ha superado. Poco puede hacer el individuo en un entorno así.

    Tengo que volver a leerla, porque he olvidado la mayor parte de ella, sinceramente. Yo también la tengo en papel. :)

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    1. Gracias, Watson. Muchas de las cosas descritas por Orwell las tenemos hoy, aunque actualizadas. ;)

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  2. Decir que Orwell no era un izquierdista podría ser un exceso por tu parte, Jorge. Tú ya lo sabrás pero para quien pueda leer tu entrada, debo decir que vino a España con una carta de presentación del partido laboralista, se adhirió al POUM (podemos acercarlo al trotskismo) y a posteriori declaró que de haber sabido más sobre nuestra situación por aquel entonces habría luchado desde la afiliación en CNT. La Confederación es una de las formas de expresión más marcadas de nuestra izquierda, y Orwell un divulgador enamorado de esa lucha. Alababa los experimentos más o menos tímidos en que alcanzamos la abolición total de la diferencia de clase.

    El conflicto territorial lo veo desde la barrera, pero en lo básico (luchar contra la represión, la manipulación y la criminalización de la disidencia, luchar contra las palabras inductivas diseñadas en una oficina, como "terrorista", y que solo sirven para definir a los enemigos del poder, coincidan o no con los enemigos de la ciudadanía) creo que sobra decirlo: Orwell habría estado muy, muy lejos de la bandera roja y gualda contra la que luchó y de las campañas azules de desinformación. No tanto a favor o en contra del nacionalismo como (por encima de ello) a favor de la libre determinación de la ciudadanía y sus individuos.

    Hablando ya en general, una voluntad ciudadana (sea cual sea) debe ser siempre la que cambie las reglas del juego, y no la amenaza militar ni la represión policial, ni un bloqueo económico, propagandístico o institucional. Es una cuestión de humanidad y moral.

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    1. Pedro, se te olvida decir que Orwell estuvo a punto de ser asesinado por los comunistas cuando estuvo en Cataluña. Y que el Hermano Mayor es básicamente Stalin. No era un izquierdista, sino un libertario (poner a los anarquistas a la izquierda es discutible), como digo, y un disidente constante, porque si Orwell hubiera visto cómo se manejaba la CNT-FAI en la "zona republicana" les hubiera despreciado tanto como a los fascistas. En realidad, era el típico socialista británico, en la tradición de H. G. Wells -quien sacó de quicio a Stalin en una entrevista que le concedió, por cierto-.

      En cuanto al conflicto territorial hoy, que es al que me refiero en la reseña, no entiendo la relación que haces con el franquismo, al que no tengo ni el más mínimo aprecio. Justificar el catalanismo, o independentismo, por la represión franquista, sería el típico ejemplo de la manipulación del régimen descrito en "1984".

      En cuanto al último párrafo, estoy básicamente de acuerdo, aunque "moral" es un concepto subjetivo, tanto como "humanidad". Prefiero creer que la determinación de lo político depende de la democracia y la libertad, no de la humanidad y la moral.

      Gracias por comentar.

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    2. No se me ha olvidado, pensaba que ya estaba claro cuando me he referido a la crisis del 38, pero eso solo lo define como un antitotalitarista, no le exime de ser de izquierdas. Era una persona de izquierdas, y poner el anarquismo a la izquierda, lo siento pero creo que hablando con propiedad no, no es discutible porque nació en la izquierda como una divergencia del marxismo y siempre ha defendido como fin último y más importante la revolución obrera, la abolición de las clases, el estado y el dinero, las bases mismas de la izquierda y el marxismo. La izquierda abarca mucho más que el estalinismo y la socialdemocracia, y el anarcosindicalismo es un pilar crucial de la lucha obrera. Orwell vio cómo se manejaba la CNT-FAI en la zona republicana y por eso declaró que habría luchado a su lado tras conocer la situación en profundidad y, como ya he dicho, tras descubrir que eran capaces de llevar a la práctica sus ideas de justicia social.

      No hay un típico socialista británico, lo siento. En inglaterra hay socialistas de todo el espectro, desde centralistas a federalistas, desde internacionalistas a territoriales, desde socialistas de corte utópico a autodenominados "socialistas" que rozan el fascismo, desde el anarquismo al Trotskismo. Es importante comprender estas sensibilidades para evitar perdernos en esas generalizaciones que todos hacemos en alguna ocasión.

      No hago ninguna relación entre el conflicto territorial actual y la represión franquista, porque son dos periodos distintos con sus vicisitudes diferentes, aunque ahora que lo planteas el ejercicio puede hacerse y es muy esclarecedor en casos como el de Euskadi. Pero no, yo hablo de la bandera del 78, que no es la bandera por la que luchó Orwell, y de la represión actual contra toda disidencia al régimen. No intento manipular a nadie y aunque supongo que se debe a un malentendido, me ofendes fuertemente al acusarme a la ligera de una cosa así. En todo caso estoy ampliando la información que das y respondiendo a tu pregunta (¿qué opinaría Orwell?) de un modo distinto al tuyo.

      Perdona si has entendido algo de mi comentario anterior que te haya ofendido, desde luego no entro a valorar tus opiniones políticas ni mucho menos insinúo que tengas el menor aprecio al franquismo. Me he animado a comentar, sobre todo, para puntualizar aquello de que Orwell no era una persona de izquierdas.

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    3. Yo recomiendo de paso la revisión de la película de Michael Radford, con William Hurt de prota. Recuerdo haberla visto no mucho después de leer el libro (...al que en los albores de 1984 se le dio mucho pábulo, como os podeis imaginar) y me sorprendió lo bien que captaba (en mi opinión) el espíritu de la novela. Me sigue pareciendo una de las mejores adaptaciones al cine de una obra literaria que haya visto, aunque es cierto que la crítica en general es un poco más tibia.
      Del libro en sí poco que añadir: imprescindible y espeluznante (y más oportuno que nunca).

      Saludos, Ramiro

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    4. Pedro, en ningún momento he querido decir que tú manipularas. Si ha parecido eso, te pido humildemente perdón por haberme expresado mal. Me encanta el debate, este también, y en ningún caso reacciono así. Tampoco me he sentido ofendido por tus palabras. En fin. Al tema:

      El anarquismo no es una divergencia del marxismo. De hecho, el anarquismo es anterior al marxismo. Desde finales del siglo XVIII hay una corriente de crítica de la repercusión de la revolución industrial, sobre todo en Inglaterra, defendiendo la vuelta a las asociaciones comunales, sin coacción estatal y donde la liberta humana sería plena. Un ejemplo es la obra de William Godwin (1756-1836). Aparece a principios del XIX, antes de 1848 -año del Manifiesto comunista-, dos corrientes anarquistas: la individualista, representada por Max Stiner (El individuo y la propiedad, 1845) y la colectivista o cooperativista, representada por Proudhon, un personaje clave en el asociacionismo obrero francés hasta mediados de la década de 1860 y, por tanto, en la fundación de la AIT. La historia del anarquismo bakuninista, el predominante en la anarquía desde 1868, y su confrontación con el marxismo daría para mucho.

      A partir de 1914, que se hunde la CGT francesa, es la CNT española la más importante central sindical anarquista. Pero está muy dividida en pensamiento y estrategia; una división que llega hasta 1931, donde la mayoría rechaza la colaboración con la II República y con los partidos socialistas (los izquierdistas) por considerarlos colaboradores del régimen burgués (para los anarquistas la República y la Monarquía son el mismo régimen de clase).

      La CNT, dominada por la FAI (creada en 1927) se levanta contra los gobiernos republicanos socialistas hasta en 4 ocasiones, y contra el radical-cedista en 1 (la famosa de octubre de 1934, que dio con todos ellos en la cárcel o a dos metros bajo tierra). Según estalla la guerra civil, anarquistas y comunistas inician un incruenta guerra civil en el "bando republicano" (¿Quién torturó y mató a Andreu Nin, el líder anarquista? Los comunistas). Los anarquistas quisieron hacer la revolución en plena guerra, y los comunistas implantar una dictadura estalinista. ¿En todo lo que llevo escrito han salido las palabras "individuo" o "libertad"? Me temo que no.

      Orwell, al igual que muchos británicos y norteamericanos progresistas, quisieron venir a España a luchar contra el fascismo. Pero Orwell se trataba de un socialista británico al uso, como los fabianos, un burgués -Engels era un empresario rico, Marx un burgués, y Bakunin un aristócrata-, de familia adinerada, con cultura universitaria, que vivía de escribir. No creo que Orwell pensara de un modo distinto al que yo he expuesto, en defensa absoluta y completa de la libertad individual y en contra de la dictadura de cualquier colectivo, incluido el proletariado. Te recuerdo que el "héroe" de 1984 no es la clase obrera, sino el individuo.

      Saludetes

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    5. Me alegra que compartamos el gusto por el debate, Jorge. No me doy por ofendido ni es necesario perdonar nada, ya había dado por sentado que se trataba de un malentendido.

      Tienes razón, me columpié al hablar del anarquismo como divergencia del marxismo, porque así parece que nació a posteriori. En realidad podríamos hablar de él, si te parece, como una divergencia del protosocialismo (entendido ampliamente), y nacido desde la crítica al socialismo utópico que le era contemporáneo e inmediatamente anterior. Más adelante, como bien dices, se establecería a la izquierda radical como una crítica constante a las formas democráticas y totalitarias de lucha social, estas últimas me parece entender que forman lo que tú llamas "izquierdismo", dándole al término un sentido correcto pero más acotado de lo que se acostumbra.

      Estamos de acuerdo entonces en que Orwell sí que era de izquierdas por su afiliación allí en inglaterra y por sus ideas, a pesar de su extracto social (lo que nunca ha sido impedimento para ser de izquierdas); en que alabó los experimentos de eliminación de la diferencia de clases lograda aquí en España, y en que 1984 es una crítica contra el totalitarismo, en que como bien dices se alerta sobre la pérdida de las libertades individuales (que no de mercado, creo), y que iba fuertemente enfocada a alertar sobre el estalinismo (algo que no es en absoluto incompatible con una ideología de izquierdas que Orwell, ya hemos visto, profesaba, a pesar de su moderación o no, sea en esencia un libertario o un socialista del tipo británico progresista y moderado que mencionas).

      Aludes al conflicto de los anarquistas con los sectores más moderados que ellos (socialdemocracia, marxismo-leninismo, etc.) como si eso los sacase del grupo de ideas políticas de izquierda, cuando en realidad solo los reafirma en su extremo más crítico con las formas históricas de opresión. Mencionas a los partidos socialistas como "izquierdistas", y es evidentemente correcto, pero poniéndolos en oposición a la CNT como si la CNT no entrase en la definición de izquierda, así que creo que podemos ir dando el debate por satisfecho, al menos por mi parte. Como ya he sugerido más arriba, sospecho que manejas una definición algo menos común de lo normal acerca de lo que es izquierda y lo que no, en la que queda fuera una buena parte de la lucha social como la que ejercen la CNT y la CGT, por ejemplo, y otros sindicatos y organizaciones sociales que no entran en ese "izquierdismo" de partidos que mencionas pero que sí se consideran a sí mismas de izquierdas y que en torno a ello articulan sus reivindicaciones y políticas.

      Un placer debatir; he salido satisfecho, descubriendo una forma distinta de entender la izquierda vista desde fuera (que no comparto pero que es interesante) y refrescando conceptos.

      Un saludo.

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    6. Pedro, perdona el retraso en contestar.

      No creo,como tú dices, que el marxismo-leninismo sea "moderado"; todo lo contrario. Es más, es justamente el totalitarismo denunciado por Orwell por lo que supone de engaño a la lucha por la libertad por parte de los trabajadores. La incompatibilidad entre el comunismo y el anarquismo, por muchas etiquetas "izquierdistas" que se le ponga, fue evidente al poco tiempo de la fundación de la III Internacional, lo que provocó la ruptura del gran sindicato francés, la CGT. Es más; hay más incompatibilidades entre el comunismo y el anarquismo, que entre éste y el liberalismo radical. De ahí que te dijera que Orwell está más en la honda del anarquismo/liberalismo inglés, que en el anarquismo ibérico o italiano, por ejemplo. Piensa que en Inglaterra hay una escuela de liberalismo radical desde el siglo XVII, de la que procede el anarquismo del XVIII.

      En fin, que no me enrollo más. Lo dicho, un placer debatir contigo.

      Un abrazo

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  3. Ramiro, gracias por el comentario. La película que citas me la he bajado, pero aún no la he visto. Gracias por la recomendación.
    Saludetes

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  4. Encontré tu texto muy inspirado y con ideas que me llegaron bastante; de este modo lo escrito por ti acá, hasta lo encontré hermoso y me servirá de inspiración cuando este año me toque leer con mis alumnos tan espectacular libro, el cual se los di como lectura complementaria ¿Te molestarías si en su momento les hago llegar este texto tuyo para complementar la lectura de la novela? Por mi parte también he escrito sobre este libro y lo hice para un trabajo de la universidad, el cual por supuesto luego subí a mi blog. He aquí el link por si deseas hacer comparaciones entre ambos trabajos: http://elcubildelciclope.blogspot.com/2011/08/utopias-y-antiutopias-parte-1.html ¿Así que eres historiador?

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    1. Gracias, Elwin. Sí, por supuesto, usa mi texto en tu clase; pero con una condición: que me cuentes qué tal ha ido y qué han dicho los alumnos. :)
      Ya conocía tu blog. Buen comentario!!
      Saludetes

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  5. alguien me podria decir alguna pagina donde pueda descargar los libros de G. Orwell? sobre todo "sin dinero en paris y en londres"

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