Paseábamos entre libros. Nos envolvía esa sensación de
ansiedad y miedo que solo se tiene cuando se está descubriendo un amor. Tomaba
un libro cualquiera entre mis manos y lo hojeaba con aparente interés, pero en
realidad estudiaba sus movimientos, sus gestos. “Mira éste”, me decía mientras
me acercaba uno. “Ah, muy interesante”, y deslizaba mis dedos entre los suyos.
Y de nuevo a deambular entre los estantes de La Casa del libro, como si se
tratara de una danza, sin perderla de vista. Bajé la mirada y ahí estaba, no
ella, sino Buenos presagios. ¡Vaya
título! Era una señal; estaba seguro. ¿Por qué no? Si hubiera sido “Mejor,
pírate”…pero no. Dos palabras que parecían decir que esa chica de pelo castaño
y lacio, sonrisa deslumbrante y ojos profundos, era “ella”. Lo compré,
lógicamente, y leí las cien primeras páginas casi de un tirón. Luego la vida me
golpeó y tuve que guardarlo en un cajón para mejor ocasión. Ese momento llegó
poco después. El libro no podía quedar inconcluso. Leí a trompicones, robando
minutos a todo porque me lo había tomado como una cuestión personal, como un
triángulo absurdo entre el título, la chica y yo. Lo terminé. He aquí el
resultado.
Terry y Neil, Pratchett y Gaiman, son como Monty Python o
Mr. Bean, ese humor absurdo británico, lleno de claves temporales, y de guiños
culturetas y generacionales. La novela incluye “textos inéditos” de los autores
–qué gracia-, en los que explican cómo idearon y elaboraron la novela, la mutua
admiración, y cómo se forraron. La influencia literaria es clara: Richmal
Crompton –autor de la serie de Guillermo el travieso (el que no haya leído nada
sobre este chico, no sabe lo que se pierde)-, G. K. Chesterton y Douglas Adams.
Es un humor inteligente, satírico, de sonrisa, no de carcajada, que va surgiendo
entre líneas con elegancia. La cascada de personajes es impresionante, tanto
como los deja vù.
Buenos presagios
narra la historia de un fallido Apocalipsis a través de la vida de un ángel,
Azifarel, y un demonio, Crowley, muy peculiares, que llevan tanto tiempo en la
Tierra que no quieren que llegue el Fin del Mundo. A esto se une el azar: el
accidental cambio de bebés al nacer el anticristo, que hace que “el elegido”
sea educado en un ambiente normal. En realidad, es el trasunto de la película La profecía, que tuvo un enorme éxito en
la época en la que Pratchett y Gaiman decidieron escribir. A los once años, el
niño no ha recibido la educación adecuada para ser el anticristo, sino que ha
juntado un grupo de amigos, unos niños que se hacen llamar “Los Ellos”, que se
dedican a ser solo y exclusivamente niños, a lo Guillermo Brown y sus amigos.
Junto a esto, que sería poco, está el aluvión de ideas y
personajes interesantes. Lo primero, el libro de Agnes la chalada, una profeta
que escribió Las Buenas y Acertadas
Profecías de…, contadas con la ironía con que en la época se tomaban las de
Nostradamus, y que detallan lo que ocurrirá y se cumple. Otros “humanos” son
Pulsifer y Shadwell, patéticos cazadores de brujas, y Madame Tracy, médium y
prostituta a tiempo parcial, que mantiene una “relación” con el primero de
éstos. Las monjas satánicas, y torpes; el señor Young, padre del anticristo y
despistado profesional. Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son cuatro moteros,
macarrillas de feria que la lían parda para sustituir Peste, Guerra, Hambre y
Polución, por nombres actualizados: “Problemas Personales Embarazosos”, “Malos
tratos a los animales”, “Cerveza sin Alcohol”, o “Gente bien”. Y antes de que a
Gaiman y Pratchett se les acabara la cerveza con alcohol, hicieron aparecer la
Atlántida, a un coro de tibetanos, o alienígenas mensajeros.
La literatura es un
intento caótico de entender el caos de la vida, y este libro es un buen
ejemplo. El Apocalipsis no tiene lugar, claro, porque no interesa a nadie que
“esto” se acabe. Pero también eso supone que cada uno de los personajes,
empezando por el ejemplo de Azirafel y Crowley, decide disfrutar de la vida,
porque solamente así el futuro es un “buen presagio”. Sí, buen presagio, como
lo fue la chica del libro.
Hola Jorge
ResponderEliminarExtrañaba leer tus entradas. Habrá que seguir pellizcando minutos al día. Este libro me lo prestaron, "que lo leyese pronto" y todo lo usual cuando te prestan un libro. Lo leí rapidísimo: me atrapó.
Nada había leído antes (ni después, por ahora) de Pratchett o Gaiman, Disfruté el libro y agitó mi disparatado humor, así pude compartir mi experiencia de meterme dentro del libro. Por aquí mis Buenos presagios http://pasatiempodelectura.blogspot.com.ar/2014/01/crees-en-los-buenos-presagios.html
Esto que señalas de los personajes y los ocurrentes nombres y alias es un acierto que engancha mucho.
Tomo nota de Richmal Crompton, no lo conocía, pero pronto espero leer algo de él.
Lo próximo que sea pronto. Saludos.
Gracias, Anfitrión. La próxima, que está al caer, será sobre "2001. Una odisea espacial".
EliminarHe leído tu reseña (muy bien escrita). Espero que Popi lo haya comprendido ;)
Saludetes