Esta novela arrastra dos desgracias. La primera es que Carlos Fabretti –el mismo que justificó el atentado del 11-S y ha apoyado a Iniciativa Internacionalista, la última franquicia proetarra- llamara “fascista” a Heinlein. La repetición de esta típica consigna estalinista de los años cincuenta y sesenta ha contaminado una obra maestra; claro que sólo en Europa, donde el antiamericanismo es una patología muy arraigada. La otra desgracia es que Paul Verhoeven utilizara el título de Heinlein para una de sus películas, con las secuelas correspondientes; sin embargo, como filmes de serie B no están nada mal y, además, cuenta con la banda sonora del competente Basil Poledouris –Conan-.
Heinlein era un tipo muy particular, de los que se hicieron a sí mismos, conservador en lo social y liberal en lo político y económico, pero no hay nada en Tropas del espacio que sea fascista. No hay una característica exclusiva del fascismo que se encuentre en el ideario de los personajes con autoridad de la obra: ejército paralelo del partido único, corporativismo, exaltación de un líder o una raza, culto a la belleza y la juventud -¿Más que hoy?-,… y el estatalismo de la novela no deja de ser un elemento común a socialdemócratas y conservadores. Es curioso que alguno sea tan puntilloso con la coherencia científica o narrativa de las elucubraciones novelísticas, y dé por válida una definición sin someterla a un mínimo examen politológico. Bueno, y con esto es suficiente acerca de un tema cuyas connotaciones sectarias y políticas me aburren.
El libro es una magnífica narración en primera persona, que no cansa ni aburre, sobre una historia cuartelera. Relata el paso por el ejército, la Infantería Móvil, de un chico, en un momento de expansión galáctica de la Humanidad. Aparecen razas alienígenas, como los exoesqueletos o los pendientes, y finalmente las chinches, que tienen, la verdad, menos interés que las otras dos. La sociedad humana está organizada en una Federación en la que se adquiere la ciudadanía plena -con derecho a voto- tras el paso por el ejército, lo que no deja de ser la transposición de la sociedad republicana girondina y jacobina de la Revolución francesa. Es claro, por ejemplo, cuando los personajes de autoridad, esos que utiliza Heinlein para mostrar la mentalidad imperante, hablan de la virtud cívica o el patriotismo, que son exactamente iguales que los que manejaron los revolucionarios norteamericanos y franceses del siglo XVIII. Ese gusto de Heinlein por la historia se ve en La luna es una cruel amante (1966), donde hace un paralelo entre la independencia de la de las Trece Colonias respecto a Gran Bretaña, con la Luna y la Tierra.
Lo más llamativo de Tropas del espacio, al menos para mí, es la aparición de los personajes de autoridad, que son profesores de historia y filosofía moral o militares de alta graduación. Y es aquí donde los Fabretti del mundo rechinan, porque uno de esos personajes empieza diciendo: “ese gran fraude que es el comunismo”. Hay que recordar que una de las consignas estalinistas, aún presentes en grupúsculos infames, era la de llamar fascista a todo el que criticara el comunismo –tengo en la mente a un etarra que en pleno juicio por no sé cuántos asesinatos llamaba fascista al juez mientras aporreaba el cristal-. Heinlein se despacha a gusto: “ese viejo místico del Das Kapital, torturado, confuso y neurótico, anticientífico e ilógico, ese fraude pomposo llamado Karl Marx” que si hubiera rectificado “le habría ahorrado mucho sufrimiento a este planeta”. Bueno, esto sí que es “literatura de anticipación”. Por lo demás, no hace falta coincidir ideológicamente con Heinlein para tener la convicción de que nos hallamos ante la obra de un maestro.
Bien, joder, bien dicho. Especialmente lo del fascista de Fabretti. ¡Y que este nazi escriba ahora libros para niños!
ResponderEliminarEn fin. Genial tu reseña.
Gracias, Joseba.
ResponderEliminarLibros para niños. Ya sabes que todos los totalitarios creen que controlar la educación es clave para el adoctrinamiento.
Sólo un apunte. "Desafío total", aunque parezca de Poledouris, es en realidad de Goldsmith.
ResponderEliminarGracias, Rodolfo. ¿Cómo era eso de parecidos razonables?
ResponderEliminarBuena reseña.
ResponderEliminarEs un libro que siempre me ha parecido una obra maestra. Ha tenido que pasar un tiempo para que la coyuntura social no lo dotara de incorrección política (¿o aun no ha pasado?)
:D
Por cierto te pongo un enlace en mi blog, me ha gustado el tuyo. Este comentario no es necesario que lo apruebes [se autodestruirá en 5,4,3,2,1,...]
ResponderEliminarSaludos
:D
Gracias, des.
ResponderEliminarTenemos que seguir leyendo buenos libros, sin complejos y disfrutando, aunque el dictado de lo políticamente correcto, como dices, siga siendo tan grande.
;-)
Me avergüenza un poco decir esto, pero Starship Troopers es una de mis peliculas favoritas (solo la primera!)... y no sabia que existia una novela.
ResponderEliminarGran reseña del libro, para redimir mi pecado el lunes voy corriendo a comprarmelo, lo prometo!
Azrael - http://invaded-wip.blogspot.com/
Gracias, Azrael.
ResponderEliminarA pesar de todo, las dos secuelas de ST no están mal; si eres un incondicional del género, claro. La segunda entrega es tipo alien, y no está bien realizada, y en la tercera el planteamiento es interesante pero se frustra.
La edición que yo compré del libro es la de Nova, de 1998 (de 2ª mano, por supuesto).
;-)
Lo que dices de que "esto sí que es literatura de anticipación" es hasta más desacertado que llamar fascista a heinlein. Claro que igual que hay antiamericanismo también está bastante de moda el antimarxismo... El libro es entretenido, pero poco más. Si la idealización del sistema social y militar no fuera tan tonta ganaría algo. Y mucho más si no interrumpiese la acción con discursos para críos de párrafos enteros que no aportan nada. Aún así para hacer un buen libro con un argumento tan manido hay que ser un buen escritor y heinlein no pasa de correcto.
ResponderEliminarGracias, Anónimo (puedes poner tu nombre o el alias; esto no es una dictadura marxista, hay libertad de expresión).
ResponderEliminarHombre, tienes razón, decir en 1959 que el comunismo generaba mucho sufrimiento al género humano no es “anticipación”, sino crónica de la vida, vamos, la realidad más cruda de la época contemporánea. La pena es que aún quedaban 30 años para que se derribara el Muro de Berlín; y aún la Humanidad sufre dictaduras marxistas en China, Corea del Norte y Cuba. Y no hablamos de un presidente o de un gobierno que las urnas sustituyen –como en cualquier democracia liberal-, sino de un RÉGIMEN basado en una ideología que se sustenta en la LUCHA de clases, en la liquidación social de una parte de la sociedad por sus ideas, nacimiento o propiedades, donde no existen los derechos humanos. Me parece ajustado a la razón, y hasta si quieres por sentimiento humanitario, el no dar tregua a esos regímenes marxistas. Ahora bien, tú puedes llamarlo “moda”, yo lo llamo coherencia democrática y modernidad.
La novela de Heinlein es eso, una novela, no un ensayo de Oswald Spengler.
Un saludo, estimado Anónimo.
A mí me gustó "Starship Troopers" (que me suena mejor que "tropas del espacio"), pero es, en esencia, una historia cuartelera. Quizás se ha acusado a la novela de fascismo, porque los marxistas se deben sentir identificados con las Chinches, el proletariado chinchístico sacrificándose por la especie mientras que los grandes cerebros librepensadores se hallan lejos del peligro dirigiéndolo todo y el gran y amado líder aún más lejos. Bah, como Corea del Norte, ja ja.
ResponderEliminarBlacksoviet, estoy de acuerdo contigo en que saldría una gran historia basada en la paranoia colectiva con la monarquía comunista de Corea del Norte.
ResponderEliminarGracias, majo.
Saludetes.
Por mi parte en alguna ocasión hice un comentario en mi blog de esta novela, que me agrado, por los puntos de vista del autor, y el siguiente texto que me llamó mucho la atención
ResponderEliminar“La búsqueda de la felicidad, en realidad si es inalienable, pero no un derecho; es, sencillamente, una condición universal que los tiranos no nos pueden arrebatar, ni los patriotas restaurar. Tanto si me meten en una celda como si me queman en la hoguera o me coronan rey, yo puedo seguir “buscando la felicidad” mientras mi cerebro viva; mas ni los dioses, ni los santos, ni los sabios, ni las drogas sutiles pueden asegurar que la consiga.”
Por otra parte el uso de los exoesqueletos y los brincos que daban con ellos me pareció excelente.
Saludos!!!
Por otra parte la película me agrado mucho, es muy diferente, únicamente utilizan un poco de la novela para dar lugar a la historia de la película, pero esta película la hicieron al estilo americano, y no fue mala, es más con la cantidad de acción que tiene vale la pena, esta bien hecha.
ResponderEliminarSaludos!!!
Gracias, Francisco Guillermo. Tienes razón, la película es muy diferente, aunque utiliza la fama de la novela de Heinlein. Pero es una buena película, con un toque irónico muy conseguido.
ResponderEliminarSaludetes
Una novela que me encanta y está muy bien escrita. Sin embargo a nivel filosófico político no se puede coger ni con pinzas. El sistema. Que desarrolla es un totalitarismo espartano basado en el crecimiento continuo y la violencia continua. En una ficción en la que la humanidad está esparcida por el cosmos en lucha con aliens pase pero hasta que dejemos de estar confinados al planeta tierra, su ideología es una receta para el. Desastre
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