domingo, 22 de abril de 2012

AGUSTÍN DE FOXÁ - Historias de ciencia ficción (2009)


Hay escritores, cineastas, actores o artistas en general, que son encumbrados por cosas ajenas a su trabajo, como es una declaración política a favor de la solidaridad mundial, o el fin del hambre en el mundo, o contra el cambio climático; otros son denostados por sus ideas, y sus obras quedan marginadas con independencia de su calidad. Aún así, siempre hay alguien que las lee o ve, a veces muchos; incluso existe quien las estudia, las analiza y señala su valor. Es el caso de Agustín de Foxá.

Foxá dijo de sí mismo: “Soy aristócrata, soy conde, soy rico, soy embajador, soy gordo, y todavía me preguntan por qué soy de derechas. ¿Pues qué coños puedo ser?”. Además, fue falangista, borrachín, irónico e inseguro; sí, pero sobre todo fue un escritor formidable.
El rescate de Madrid, de Corte a checa (publicada por Ciudadela, Criteria y El Buey Mudo entre 2006 y 2009) y de Misión en Bucarest y otras narraciones (Paréntesis en 2009) se antoja merecido pero corto.  Sus obras completas fueran publicadas por segunda y última vez entre 1971 y 1976, por lo que ha quedado en el olvido buena parte de su obra poética, periodística y teatral. La editorial madrileña La Biblioteca del Laberinto ha recuperado algunos de los más curiosos relatos de Foxá, además de una pieza teatral y varios artículos publicados en ABC. El nexo que les une es el género: la literatura especulativa.

La recopilación viene precedida por una excelente introducción de Mariano Martín Rodríguez, a la que tan sólo se le pueden poner dos pegas. Una, que no se adentre en la vida pública y privada de Foxá; una laguna quizá deliberada o forzada por los límites del texto. Otra, que excuse tantas veces la ideología de Foxá, posiblemente por sentir la presión de un mundo paraliterario, o académico incluso, que tiene a gala la tendencia política contraria. No obstante, la introducción desgrana a la perfección la obra especulativa de Foxá, enmarcándola en la producción de género de la época, tanto como en la expansión de la fantasía científica en la radio y el cine de los años cincuenta. Del mismo modo, Mariano Martín no olvida el vínculo entre el periodismo y la literatura, algo tan típico de la vida cultural española en la primera mitad del siglo XX, que en el caso de Foxá fue el diario ABC.

De los relatos con que cuenta el libro, el mejor es, sin duda alguna, Hans y los insectos, que apareció por entregas en diciembre de 1953 en la edición madrileña del ABC. Foxá cuenta en una fábula política, aderezada de un suspense policíaco, la muerte de un sueco en un pueblo manchego. El nórdico era un controlador de plagas de insectos que vendía caros sus servicios. No utilizaba ningún componente químico, sino que había descifrado el lenguaje de los insectos, que lo tomaron por un dios. El sueco manipulaba las emociones de los artrópodos para decidir la evolución política y geoestratégica de sus sociedades. Foxá especula entonces con el peso de la demagogia, la utilización de la guerra, la inexistencia del individuo en los colectivos enfurecidos, o la religión, que surcan un universo imaginario coherente. El final queda abierto e inquietante, como no podía ser de otra manera.

El otro relato es Viaje a los efímeros, publicado entre septiembre y octubre de 1958 en ABC, que parte de la idea de H. G. Wells en El nuevo acelerador, de 1901, consistente en contraponer dos velocidades temporales con el objeto de examinar la Historia y al Hombre. Sin embargo, este es un relato algo farragoso y aburrido, todo lo contrario que el cuento de temática licantrópica titulado El lobizón, de 1958, que cierra el volumen.

La pieza Otoño del 3006, estrenada en Madrid el 11 de marzo de 1954, y recogida en este libro, fue en su día un rotundo fracaso. Quizá por la imposibilidad de realizar los escenarios descritos, bien por la trama, vanguardista e inadecuada a su tiempo. Y es que Foxá, deslumbrado por Sentimental Club, de Pérez de Ayala, y Un mundo feliz, de Huxley, describía en la obra una sociedad futura hedonista, tontorrona e ignorante, en la que las emociones y los elementos del pasado estaban prohibidos, y que acaba siendo destruida por la irracionalidad.

A estos escritos de Foxá, Mariano Martín Rodríguez ha unido lo que quizá sea, junto a Hans y los insectos, lo mejor del volumen; me refiero a los artículos publicados en ABC. Porque la personalidad del escritor encajaba perfectamente con el espacio y la inmediatez que le ofrecía el periodismo: impacto, belleza, originalidad y evocación. Entre los textos recuperados en este libro destaca, a mi entender, “El Colón de Marte”, publicado en ABC el 11 de agosto de 1945, en el que Foxá se hace eco del inicio de la carrera espacial y de la obsesión por el planeta rojo. Pero lo hace de una forma irónica, preguntándose:

¿Suman allí dos y dos, cinco? (...) ¿Quién traducirá la primera novela marciana; el primer poema? ¿Quién realizará el primer Diccionario marciano-inglés, y viceversa? (...) Pasado el estupor, la sorpresa, viene la Conquista; y un día cualquiera el Hombre del año 3000 lee en una terraza la noticia o pretexto que desencadenará la que él cree que es la última guerra: ‘Siendo Marte el espacio vital de nuestro País; la expansión natural de nuestro exceso de población...’


En definitiva, una interesante recopilación, bien editada, con una introducción esclarecedora, de un inexcusable escritor de mediados del siglo XX.

2 comentarios:

  1. Muy bueno a la par que sorprendente... No lo hubiera dicho nunca :-)

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    1. Wellcome, Miguelito. Unas dosis de buenas sorpresas hacen la vida mejor. ;)
      Saludetes

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