domingo, 27 de septiembre de 2009

GEORGE H. WHITE - Más allá del Sol, 2001 (1956)




La segunda entrega de esta saga parece dejar claro que Enguídanos (George H. White) quiso, por un lado, darle cierta base científica a la narración para conferirle verosimilitud y, por otro, construir un relato familiar al espectador de películas de serie B de CF. Lo primero, las referencias físicas y astronómicas, son un tanto pesadas en cuanto al leerlas es fácil tener la sensación de que están desfasadas. Si a esto sumamos mi escasa afición literaria a los manuales, los primeros capítulos me han resultado un poco interminables.

Por otro lado, las referencias al cine de serie B son menos divertidas que en la primera entrega de la saga, Extraño visitante. Los personajes protagonistas son los típicos de las películas de los años cincuenta. El principal es el doctor Arthur Welby, un hombre atractivo, masculino, con capacidad de liderazgo, y que el lector puede imaginar con pantalones de pinzas por encima del ombligo, camisa blanca de manga larga con una vuelta en el antebrazo, y peinado hacia atrás, a la moda de los cincuenta.

Welby es un individuo llegado por azar a la expedición más importante de la Historia desde la de Cristóbal Colón, como el piloto de Cuando los mundos chocan (1951). Y adquiere un extraordinario protagonismo por la sencilla razón de ser la persona a quién se le ocurrió la existencia de un mundo al otro lado del Sol, y concurrir la casualidad de ser médico. El otro personaje principal es la astrónoma soviética Miroslava Michailov: una mujer fría, también atractiva, que sucumbe a la perspicacia y encanto de Welby.

Por supuesto, el norteamericano y la rusa acaban enamorándose en el espacio exterior, lo que evoca un tanto a La furia del planeta rojo (1959), aunque esta película es posterior al libro de Enguídanos. De igual manera, la preparación del viaje recuerda a Vuelo a Marte (1951) y a La conquista del espacio (1955), así como el nombre de la nave que aterriza en Marte toma el de la película Cohete K-1 (1950).

En el orden meramente lector, la novela es menos interesante que su predecesora, y se nota que es parte de una historia más amplia. No se desvela nada que no apareciera en Extraño visitante, lo que no anima mucho a continuar la lectura de la saga, sino a tomar una pausa y leer otro libro entremedias. Eso hice.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reseñas más leídas